Desde el 1 DE SEPTIEMBRE DE 2012 hemos venido celebrando en numerosos pueblos y ciudades del planeta, las lecturas solidarias "ESCRITORES POR CIUDAD JUÁREZ".

Estas lecturas están convocadas en solidaridad con Ciudad Juárez, en representación de todo el pueblo de México y por extensión de cualquier otro rincón del planeta donde el miedo, consecuencia última de la violencia, es utilizado para imponer la voluntad y los intereses de los grupos de poder sobre los derechos y la dignidad de los pueblos y los ciudadanos.

En nombre del colectivo Escritores por Ciudad Juárez continuamos con esta llamada a la solidaridad y la movilización. Quienes lo deseen pueden remitirnos sus poemas o textos, alusivos al conflicto que padece Ciudad Juárez, que serán colgados en este blog y posteriormente utilizados en cuantos proyectos y publicaciones decidan los organizadores de las lecturas solidarias. Las colaboraciones serán colgadas como entradas, con el nombre del autor o autora, junto al nombre de la ciudad de donde nos escriben. Y cada nueva colaboración del mismo autor o autora será añadida a la primera de sus colaboraciones.

Dirección de contacto: poemasporciudadjuarez@hotmail.es

jueves, 27 de septiembre de 2012

VÍCTOR M. JÁQUEZ, A Coruña, Galicia

Yo nunca he estado en Ciudad Juárez, pero mi hermano sí. Vivió allí por seis  
meses. Me cuenta que le pareció una ciudad normal, tranquila, hasta que una
noche de amigos y billar, salieron en busca de un restaurante para la cena. A
medio camino se toparon con una furgoneta postrada sobre la mediana de la
avenida, también con ambulancias, muchedumbre y policía.

Al día siguiente se enteraron que una balacera entre grupos rivales había
dejado tres muertos: gente inocente que estuvieron en el lugar equivocado a la
hora equivocada: una madre que llevaba a su hija en la furgoneta que vieron de
camino, un vigilante nocturno y un aparcacoches. Daños colaterales que el
gobierno se niega a reconocer, ya que para ellos no existen víctimas
inocentes. Todos esos muertos "en algo (turbio) debían andar".

Mi hermano me cuenta que cuando volaba hacia Juaritos, observaba interminables
desiertos y que pasaba mucho tiempo antes de volver a ver alguna mancha gris,
signo de raquíticos matorrales o paupérrima civilización. Enclavada en la
parte septentrional del Estado de Chihuahua, cuya extensión ocuparía casi la
mitad del territorio español, Ciudad Juárez medra en una de las riberas del
río Bravo, que marca la frontera natural con los Estados Unidos. Un oasis en
medio de un calor que derrite cualquier virtud.

Mi padre, "juarista" al igual que mi abuelo, me explicó que el nombre le viene
de Benito Juárez, ese indio oaxaqueño que derrotó al Segundo Imperio
Mexicano. El emperador, descendiente de los Habsburgo, fue impuesto por
Napoleón III, quien después de invadir el país, lo abandonó a su suerte, luego
que el dinero se le hubo agotado. Durante dicha intervención militar, Juárez
mantuvo la presidencia de la república "a salto de mata", peregrinando por el
norte del país, desde San Luis Potosí hasta esta perdida aldea fronteriza. Por
este motivo el dictador Porfirio Díaz la rebautizó a su actual nombre.

También tengo un amigo que vivió en Ciudad Juárez. Él es chiapaneco y me
contaba que, seducido por las oportunidades de trabajo que la industria
maquiladora ofrecía, decidió dejar atrás su húmeda selva Lacandona para
establecerse en aquel paraje que seca los labios hasta volverlos de tierra.

Y es que el presidente Carlos Salinas, bajo la égida neoliberal, tuvo la
visión de volver la frontera mexicana en campo fértil para las empresas
estadounidenses, para que pudieran establecer su fábricas de producción y
ensamblado con acceso a mano de obra barata, dócil, sometida.

El éxodo comenzó: de muchos lugares de la república migraban a Ciudad Juárez,
ya sea en busca de "el sueño americano", aunque fuera de manera ilegal, o como
fuerza laboral de aquellas fábricas de maquila, que brotaban como hongos bajo
la lluvia del dinero y las prebendas. La ciudad tuvo su metástasis: de ser una
aldea con un puñado de miles, trocó a una urbe con más de un millón y medio de
habitantes, con todo y sus problemas.

Allí llegó mi amigo Edy, de Chiapas. Con unos billetes en la bolsa y un
contrato de supervisor en una línea de montaje.

Pero el monstruo asiático despertó, y China ofreció a Occidente un modelo de
esclavitud extremadamente eficiente y competitivo. En las leyes del mercado
sólo sobrevive el que más resiste el hambre, y aquél que pide de comer es
sustituido sin remordimiento.

Porfirio Díaz, el mismo sátrapa que le dio nombre a la ciudad, una vez declaró
"¡Pobre de México! tan lejos de Dios y tan cerca de Estados Unidos". Desde la
guerra de Vietnam, México se convirtió en un proveedor incondicional de
estupefacientes para su vecino del norte. La producción y trasiego de
marihuana fue un mercado boyante que se extendió al transporte de la cocaína
traída desde Colombia. Pero al vecino y al gobierno les interesó participar
del negocio, y bajo el augusto principio de "divide y vencerás" fragmentaron a
las familias encargadas. Amado Carrillo Fuentes, "El Señor de los Cielos",
hizo de Ciudad Juárez su guarida, corrompiendo a policía y gobierno, llegando
a conformar el otrora poderoso Cártel de Juárez. 

Así los brujos y alquimistas encontraron la fórmula para la descomposición
social: el sueño americano por un lado; la pobreza, la ignorancia, el miedo y
el abandono social por el otro; y en medio de esas miasmas, la mano tendida del
crimen, generosa al pagar por los favores recibidos.

Y desde 1993 comenzamos a contar: 

1, 

Alma Chavarría Farel: violada y posteriormente asesinada a puñaladas. Tenía 13
años.

2, 3, 4, ...

Diana Russell, en 1976, definió el feminicidio como "el asesinato de mujeres
cometido por hombres simplemente por ser mujeres".

5, 6, 7, 8, ...

El desierto escupía cuerpos de chicas jóvenes, residentes de Ciudad Juárez,
violadas (en varias ocasiones de manera tumultuaria), torturadas, quemadas,
mutiladas, asesinadas, abandonadas al sol que evaporaba cualquier evidencia. O
eso decía la justicia.

9, 10, 11, 12, 13, ...

Para el gobierno no hay víctimas inocentes. El gobernador del estado,
Francisco Barrio, declaró: "las muchachas se mueven en ciertos lugares,
frecuentan a cierto tipo de gente y entran en una cierta confianza con
malvivientes que luego se convierten en sus agresores."

13, 14, 15, 16, 17, 18, ...

Esmeralda Herrera Monreal, 15 años, empleada doméstica; Laura Berenice Ramos
Monárrez, 17 años, estudiante y camarera; Claudia Ivette Gonzáles, 20 años,
trabajaba en una maquiladora .

Luego de ser secuestradas y violadas, fueron golpeadas y finalmente
estranguladas. Se las encontró con las manos atadas por la espalda, sin ropa y
con las piernas abiertas en un campo de algodón.

19, 20, 21, 22, 23, 24, 25, ...

Chicas humildes. Todas ellas de piel morena, delgadas y de pelo negro. Hijas,
madres, hermanas. Brutalmente asesinadas, ante la mirada indolente (o en
colusión) de quien, supuestamente, debe protegerlas.

26, 27, 28, 29, 30, 31, 32, 33, ...

Tres mil mujeres. Tres mil vidas segadas con odio, infligiendo un dolor
inimaginable. Tres mil muertes y ningún responsable. Tres mil almas sin
justicia, sin voz. Y sin embargo, la cuenta no parece detenerse. 

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