Ciudad Juárez: Sueños violados
Las mujeres asesinadas y desaparecidas de Ciudad Juárez, que superan ya el millar, son un terrible caso de lesa humanidad. Ciudad Juárez es, como ha dicho el poeta Miguel Ángel Chávez, un lugar sin sur, donde acecha la violencia y el peligro, una ciudad desolada, gris, sin esperanza ni futuro. La ciudad donde principia y termina la Revolución Mexicana, donde comienza la reforma de Benito Juárez, la que derrocó al PRI, es hoy un punto muerto, una frontera putrefacta, el reino de la muerte.
En Ciudad Juárez la arena del desierto encubre sutilmente sus secretos, que ahora yacen en forma de cuerpos abandonados, flores cortadas y ultrajadas esperando una milagrosa tormenta justiciera que las revele y reivindique. ¿Cómo recuperar esas historias frágiles, la inocencia robada en un instante? ¿Cómo reclamar los sueños violados en un silencio indemne y aún, corrupto? En la trascendencia del testimonio simbólico tal vez se encuentre una respuesta: hay que romper el silencio impune, aunque sea un poco, aunque sea en la remoción de unos cuantos gránulos de fina arena, para descubrir esas flores ocultas, esos sueños perdidos, esas vidas mutiladas y honrarlas en un duelo justo, un duelo que se haga aprendizaje, como enuncia un poema de Marjorie Agosín. Lamentablemente los secretos no serán por completo develados hasta que el manto de crimen organizado y corrupción que nublan a Ciudad Juárez, como a tantos otros espacios abandonados de justicia en el globo, no sean liberados de sus males. Entre tanto, solo podemos contribuir gritando, dando testimonio denunciando, como hoy hacemos aquí.
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