Por el triunfo de tu duelo
Las esquinas son ruletas:
el negro, la noche muda,
el rojo, la sangre en pena,
que la justicia no escucha.
Niño mío, está en tus juegos
la promesa de la infancia,
pero han roto tus juguetes
y te han lanzado a las armas.
A matar a sueldo fijo,
a precio de sueños muertos,
a luchar y ser vencido
por el triunfo de tu duelo.
La madre llora en tus ojos
su dolor de adiós sin vuelta,
porque el regreso ha perdido
los caminos de tus huellas.
La mano anónima busca
tu inocencia como escudo,
la blancura de tu mente
para quemar el futuro.
Eres hijo de la tierra,
descalzo sobre almas huecas,
que buscan su mediodía
bajo el peso de las piedras.
Y la Paz, no se te acerca
por ser preso de tus años,
por ser víctima del crimen,
y rehén de los rechazos.
El hambre, escribe tu historia,
la soledad la predica,
y la envuelven con tu sangre,
el poder y la avaricia.
Padre nuestro, de quién eres
cuando te pide mi madre,
quienes son los que te tienen
cual rehén de los altares.
Hijo mío, la oración,
Madre mía, lucha firme,
que Dios va por estos rumbos
mas allá de lo que dicen.
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