(Dentro de ti nadie manda).
Una vez entregada, ponderada,
aplastada por un peso mayor que el de tus huesos…
abultada, inflada y desinflada, manipulada.
Penetrada, insuflada, henchida, exagerada,
engordada, pellizcada, mordida y aruñada.
Desgonzada, vertida, ahuecada, agrandada, perforada.
Zarandeada, abombada, volteada, revertida.
Impresionada en la blanca sábana como litografía, despeinada.
Levitada, alzada, suspendida…
del almohadón silente que sostiene tu sudada espalda.
Dos mil veces empujada con otras tantas vueltas impulsada;
deshidratada, hinchada, embestida, agujereada...
Hincada en la hendidura,
obstruida.
Exprimida, amasada y agrandada...
convertida.
Poseída, atestada del líquido de vida taponada...
una vez quieta,
serenidad te envuelve y vuelas lejos.
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