Sabes cuando truena un rayo aun siendo sordo,
es la fuerza, como la de los gritos que no se silencian nunca.
Sabes del dolor, sabes lo que hace falta y solo miras aterrado.
Los mil espectros de mujeres que marchan desnudas, descalzas limpiando los charcos de sangre
en esas horas de madrugada, deseando ser guardianes de aquellas que caminan por las colinas
que las llevan a sus casas… o que las llevan a su muerte.
Cada vez que muere una mujer en Juárez, vuelven a morir todas las muertas.
¿Quién puede dormir con el griterío?
Me desvelo sintiendo a la distancia donde habito,
las calles desoladas, su sabor, su dolor, sus penas.
Y mi pensamiento intenta acaso enviar un respiro de consuelo,
unas pocas palabras de aliento y esperanza
que pudieran tener la fuerza del relámpago,
pero sabiéndolo impotente.
¿Sabes cuando truena un rayo? Es la fuerza.
Son ellas, las que gritan.
Sabes de su dolor, saben que solo miras aterrado.
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