Días
negros, noches rojas
Cierta
noche dormitaba alrededor del 2do o 4to sueño, yo tenía como 7
años cuando el diablo se me apareció en la sala de la casa (la
sala, la cocina y la recamara, eran el mismo lugar, eran una misma
ciudad) pensé que era una visión pero no, minutos después confirmé
que era tan real, porque no tenia 7 anos y en realidad tenia 33, era
tan real como las brujas que ayer vi pasar mientras caminaba bajo la
lluvia, tuve miedo de ahogarme porque no traía salvavidas y no tuve
miedo de no salvarme, porque vi la ciudad entera ahogarse en sangre y
sobrepasar sus pesadillas, más de lo que puede soportar cualquier
mente de la Castañeda.
Y
en estos días que van y vienen, aquí seguimos fotografiando una
realidad que nadie puede ocultar, donde voluntaria e
involuntariamente uno pasa a ser parte de ella, donde nos
coinvertimos en pequeños monstruos y a medida que vamos capturando
la sangre, y todos esos cuerpos que de alguna manera también los
hacemos nuestros, físicamente nos empezamos a deformar, hasta
terminar en una criatura amorfa de algún cuento de terror.
Nadie
se mueve, algunos quedan ahí, de pie, otros se arrastran pero no se
caen y más de 11 mil están regados en los panteones, los que
corrieron con menos suerte se fueron a la fosa común, Allá viven
con sus famosísimos vecinos, los ya celebres MNI Muertos No
Identificados a donde seguramente iré a parar.
Esta
noche me encuentro en la azotea de una vivienda esperando que saquen
los cuerpos de una familia asesinada, a lo lejos observo y escucho
los gritos de una mujer corriendo en la oscuridad cargando un niño,
sube apresurada la empinada calle, como los fantasmas de tus cuentos
y yo no hago más que apretar los dientes, sin conocerla de alguna
manera me duele su pena y pienso en los tres ahí dentro, boca abajo,
con sus balazos en la espalda. Nisiquiera pudieron ver a los que los
mataron, nisiquiera supieron porque.
La
noche se vuelve un poco más fría que ayer, los pájaros cantan
distintos y los círculos se vuelven más y más pequeños y lentos
hasta que te abrazan, te asfixian y te despiertan ahogándote en tu
saliva a eso de las 3 o cuatro de la mañana. Los brazos me arrastran
al piso, y las pestañas barren el polvo que entra por la rendija
debajo de la puerta. La cama se vuelve gigante, podría nadar en ella
si quisiera y yo no me puedo poner los zapatos porque tengo miedo de
quedarme atorado dentro de ellos, como si estuviera en un gran
calabozo, mis camisas me quedan tan grandes que son como las carpas
de circo, las de los circos políticos, las de este circo sexenal,
que nos mato de tanta violencia y eso a nadie le causa risa.
Me
siento observado por un grupo de borregos con su uniforme de policía
y través de la ventana y espero que de pronto solo aparezcas por
esa puerta y me rescates, pero eso no sucederá porque estas a
kilómetros de aquí, enterrada en alguna tumba sin nombre y nadie te
reclamara, pero estas muerta y no lo sabes.
ya no me despiertan
mis pesadillas ni de madrugada, a ninguna hora… porque ya hace
mucho no sé que es dormir, porque ya no sé que es tener sueños, y
ahorcado en mis palabras mientras mi ojo que no ve no deja de llorar,
el mundo duerme y no hay mucho tiempo para decidir, solo me encojo de
cuerpo, caigo al vacío y justo antes de caer en la tierra vuelvo a
despertar en esta realidad donde cada día, cada noche sigue
aumentando la cuenta y ya no hay lugar donde enterrar. Me pregunto
quién enterrara al último cuando ya no haya nadie más, quien me
sepultara a mí.
A
veces por la mañana me vuelven a salir alas y renace la esperanza de
que todo esto mejorara, y a lo lejos escucho otro concierto de
balazos... El pensamiento se torna color rojo nuevamente y las
sirenas despiertan a la mitad del mundo que no dormía, quizás en
realidad nunca ha sido una ciudad y es este gran manicomio que se
parece a alguna ciudad de allá afuera, que alguna vez fue. Vaya
manera no tan sutil y si tan torpemente de intentar evadirla, bonita
forma de recibir la locura crónica y en toda esta extrañes nadie
me ha escogido a mí, nisiquiera una bendita bala.
Me siento
nuevamente en la boca del diablo, como responsable de lo que sale de
ella, de lo que pasa a través de ella y todo pasa a través de esta
cámara. Hace 21 días dos niños murieron calcinados en el
interior de una vivienda cuando unas veladoras se les cayeron y
prendieron sus cortinas, les cortaron la luz porque no tenían para
pagarla, pero tampoco tenían para comer, tampoco iba a la escuela,
tampoco tenían medicamentos para uno de los que se quemó y no pudo
moverse de la cama, más que gritar hasta morir.
Su
madre
salió a buscar al resto de sus hijos y cuando regreso encontró una
casa quemada con los niños adentro, ahora estoy aquí en el funeral
pidiendo permiso para tomar fotos, mientras escucho llorar
desconsolada a su hermanita de 9 años, esta recargada en la ventana,
los demás permanecen callados, sus caras son tristes, a veces
alguien viene e intenta consolarla pero nadie lo logra.
Se me
llenan los ojos de lagrimas, aprieto los dientes, pienso por un
momento que debo acercarme y decirle algunas palabras que le ayuden a
calmar su pena... o quizás la mía.
Me retiro del lugar no sin
antes tomarle algunas fotos a los cuerpos y a ella. Soy como un
buitre, que no puede dejar ir a su presa.
Sigo
avanzando
hacia la puerta y ahí está, sentada en la silla con el sollozo
repetitivo, levanta su mirada, me observa y yo con mis nudos en la
garganta le digo dos o tres palabras que le ayuden.... por un momento
pienso si en realidad quiero ayudarle o quizás es mi urgente
necesidad de restablecerme de mis dolores, de no despertar en la
madrugada ahogándome en mis pesadillas.
Me regresa de mis
pensamientos el grito de una madre llorando a metros de un cuerpo,
diciendo " que voy a hacer sin mi hijo, porque me lo mataron"
el cuerpo está ahí triste, quieto, ya sin moverse. En una
fotografía ya no caben el muerto, sus balazos, su familia y todas
las lágrimas de esta ciudad, ya no caben.
Y
a lo lejos el servicio forense que ya viene por otro más en esta
noche que esta "tranquila" tranquila porque solo van diez
muertos en 5 horas y eso aquí es normal.
qué
tristeza, que en nuestras manos esta nuestro futuro y no nos
atrevimos a ser valientes,
qué
tristeza que somos más, que nos roban en nuestra casa y los dejamos
ir con todo,
qué
tristeza que desde niño eh visto la injusticia social y no eh hecho
nada para cambiarla,
qué
tristeza que nacieron en este país y le sigan saqueando,
qué
tristeza que lo sigamos permitiendo,
qué
tristeza que
la ambición sea más que el amor, qué tristeza que el dialogo en
este país sea omiso, qué tristeza que en un problema individual
saques las uñas,
qué
tristeza que si es colectivo prefieres que te muerdan, qué tristeza
la indiferencia de muchos y la acción de unos cuantos, qué tristeza
que el dialogo ya no sirve de nada. qué tristeza que nos obligue a
tomar las armas como el mejor camino, qué tristeza que los de arriba
solo vivan para sí mismos,
qué
tristeza que se olvidaran de sus hermanos de abajo, qué tristeza que
mañana despertare creyendo en un sueño, qué tristeza que la
realidad me pida volver a dormir, qué tristeza que siga lloviendo
sangre, qué tristeza que huyas de la lluvia, qué tristeza que la
paz se convirtió solo en una palabra, qué tristeza que nunca has
visto el cambio, qué tristeza que lo podamos permitir, qué tristeza
que seas un mediocre, qué tristeza que no te haga mover un dedo, qué
tristeza que si son más de 11 mil muertos a nadie le importe, qué
tristeza que si es el presidente el mundo reaccione, qué tristeza
que la guerrilla se volvió fresa, qué tristeza que te tengas que
poner una máscara para llamar la atención, qué tristeza que la
educación se convirtió en tu televisor, qué tristeza que el
televisor se convirtió en tu escuela, qué tristeza que desde tu
casa sea fácil reclamarme, qué tristeza que tu mayor esfuerzo lo
hagas solo a través de tu teclado, qué tristeza que me voy a mi
guerra, qué tristeza que tu guerra se esté perdiendo, qué tristeza
amanecer con uno menos, qué tristeza que ese uno se vuelva cero, qué
tristeza que los entierren sin nombre, qué tristeza que su lugar se
llame la fosa común, qué tristeza que los políticos son una
mierda, qué tristeza que la mierda se volvió política qué
tristeza que los medios de comunicación se vendieron, qué tristeza
que el derecho a la información nos lo quieran vender, qué tristeza
que los locos están desapareciendo ,
qué tristeza que a un loco no lo dejen cambiar al mundo
qué
tristeza que el dinero sea más que la razón, qué tristeza que si
eres pobre no cuente tu opinión qué tristeza que si te rebelas
contra un gobernante te exhiban como traidor, qué tristeza que la
palabra democracia, su mejor definición este en el diccionario, qué
tristeza que este país quiera revivir al dinosaurio, qué tristeza
que la ignorancia no esté muerta, qué tristeza que desde el norte
hasta el sur nos sigamos matando qué tristeza que sean charros
por ser acarreados, qué tristeza que el cinismo sea su bandera, qué
tristeza que los compran con una despensa, qué tristeza que los que
protestan siempre son los mismos, qué tristeza que a este país se
lo están acabando qué tristeza que no dejan de respirar, qué
tristeza esto, qué tristeza aquello... qué triste por ellos, porque
ya no nos vamos a dejar, somos más los ciudadanos que los
diputados, somos más los ciudadanos que los senadores somos
más los ciudadanos que toda la política, somos más los ciudadanos
que el ejército, somos más los ciudadanos que un presidente, somos
más los ciudadanos que todos los gobernantes, somos más los
ciudadanos que toda la violencia, somos nosotros quienes los pusimos
ahí, somos
nosotros con el poder para quitarlos.
Y ya no es por nosotros, es
por el de enfrente, es por aquellos que vienen en el camino, es por
aquellos que nunca conoceremos, es por que amamos este país y nos
duele todo lo que le hacen, es porque no me quiero morir sin hacer
algo por él, es porque no queremos que pasen los años y las
generaciones venideras sigan luchando por lo mismo.
Porque
no queremos ser recordados como alguien que solo vio pasar su
historia y no hizo nada por modificarla.
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