ESPECIE EN EXTINCIÓN
a las muertas: Cd. Juárez.
Animal de este cuerpo
espíritu sin piel
de cualquier modo desaparezco.
Ante la bala dirigida del “minute man”
en el cuerpo torturado y roto,
en ese niño hambriento,
en la anciana sin asilo,
en cada loco perdido en la calle,
en la mujer desaparecida.
Soy la muerte con su canasta de letras
cosechadas en los campos de Caos.
No pretendo nombrar a nadie
pues sería nombrar la vida.
Yo me extingo como antes
en la llama verde de la hoguera.
Soy la hija no nacida bajo la simiente de la tierra.
No hay dioses ni diosas que asistan
al nacimiento de la luz
ninguna ordalía los convoca.
Mi máscara órfica se cae a pedazos
y ni lágrimas tengo para señalar la huella de las olas.
Lo que callan los dioses
o lo que dijeron otros ya no importa
con esto me desdigo de los hilos de Ariadna,
de los ecos sempiternos de poetas suicidas,
de palabras al conjuro de los buenos tiempos,
de sueños y pócimas en los libros de amor.
Nada hay de cierto, soy esta especie en extinción:
animal que no supo marcar su círculo concéntrico
alrededor de este árbol para salvar la memoria.
Saco mis garras para borrar la última mentira que dije.
Arrancaré todos los signos dibujados en la arena.
Este será mi pasaporte hacia el país del olvido
donde no soy, ni existo.
LOS REHENES
El
viento
del crimen a la altura del delirio.
Rodolfo
Hasler
es
la hora de escribir un poema acerca del mundo
de
diagnosticar las formas en que amedrenta
con
su odio y deslava el rostro de la sinrazón
justificándose
con mil malabares políticos
es
hora de escribir que estamos al acecho
de
ladrones, gangsters,
capos del poder y la avaricia
controlando
la libertad, el deseo, la zozobra
y
la
mezquina relación con la patria
es
hora de no callar lo escrito
aquello
que no tiene razón en la sobremesa
congestionadas
las entropías mediáticas
ante
verdades telúricas y tan llanas
es
hora de nombrar en lo oscuro
la
intima ejecución de los días
la
denuncia, el porvenir y la esperanza
con
un silencio atroz que no deje dudas
es
hora de contar metrallas, muertos, a los que corren
de
ver la película en las calles y al desnudo
dilucidar acaso
en la espesura
de
ciertas e inexplicables densidades
es
hora de escribir un poema acerca del mundo
de
éste y no del otro bordado de metáforas
ya
no podemos escapar, no hay letras de salva
somos
rehenes de la impunidad que nos cohabita.
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