LECTURA CIUDAD JUÁREZ EN BILBAO
Violencia. Machismo y violencia. Narcotráfico y violencia.
Explotación y violencia. Corrupción policial y violencia. Apatía
institucional y violencia.
En Ciudad Juárez han sido asesinadas en diez años casi tantas mujeres
como ETA asesinó en total en 50 años. Aquí sabemos de violencia, nos
importa la violencia más allá del dato concreto, porque esto no es un
parte de guerra sino un grito de paz.
A las personas las matan otras personas, a veces en nombre de ideas o
siguiendo órdenes. A veces porque no consideran que su víctima es otra
persona como ellos; la ven como amenaza, como alguien que les va a
romper su forma de vida. Con eso, en alguna medida, lavan sus
conciencias.
Una mujer que trabaja de obrera en una fábrica no es una amenaza, una
mujer que rompe con su pareja ejerce su libertad y a veces eso, en
Ciudad Juárez o en Bilbao, le cuesta la vida.
Mientras exista el mundo seguirá habiendo víctimas y asesinos. La
clave para impedirlo está en la respuesta; primero de la sociedad, que a
menudo cae en la búsqueda del porqué (“algo habrá hecho para que la
maten”) olvidando que las chicas de Ciudad Juárez habrán muerto sin
saber por qué, porque no hay porqué. Y la sociedad son personas,
algunas de las cuales todavía entienden eso de “la maté porque era mía”.
Segunda respuesta, las instituciones. Las autoridades, la Policía,
los medios de comunicación. De nuevo personas, que le dan mucha o poca
importancia al hecho, que se implican más o menos. A veces de la víctima
preocupa más su cargo o su barrio que su condición.
700 es una cifra, justo la siguiente a 699; pero si 700 fuera Gladys o
Alma o Silvia o María, ya no sería una cifra sino una biografía que se
trunca, unos hijos que no nacerán, unas risas que no se oirán, unos
pasos perdidos.
Aquí estamos autores de puntos de vista distintos, con estilos
diferentes, pero personas que queremos lo mismo: respeto a las personas,
respeto a las mujeres, respeto a cada una de las mujeres que viven en
Ciudad Juárez.
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