- Un día en que el parlamento
se protegió del pueblo -
Tras torpes barricadas de arrogancia.
Se escudan temerosos de nosotros:
(personas por sus actos traspasadas,
confundidas por años de vileza).
Usan vallas. maderos , policías
que secuestran la garra a los leones,
y que exhiben “argumentos” poderosos
ante gentes que cantan la existencia.
Nunca fue nuestro, el Parlamento es suyo.
La democracia por la violencia…
cañones que no plácidas gaviotas
asoman en la luz de sus almenas.
Los que eran nuestra voz, se han encerrado
a ofrecer pleitesía a los mercados
y a segarnos la vida si es preciso
legando al capital un pueblo esclavo.
Como espectros vivimos este absurdo
somos dueños del hambre y la indigencia.
Se va la democracia calle abajo…,
con sus hijos del alma sobre penas.
¿Qué va a ser de nosotros? ciudadanos
del dolor, el esfuerzo y la miseria,
De la nación que muere. Recipientes
de unas leyes que son sólo espejismos.
Presiento que la noche se ha cerrado
que el fuego de los miedos ya se enciende
que prende en corazones desgarrados
e ilumina palabras de futuro
que desdicen la voz de los vencidos.
NO DEJÉIS QUE OS QUITEN VUESTRA ALMA
Dedicado
A los que piensan por nosotros para que descansen un poco.
José Javier López
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He visto volar gaviotas dentro de la ciudad,
vuelan en grupo sintiéndose libres
como si fuera tiempo de tormenta.
Revolotean por encima de nuestros viejos tejados.
Dictan leyes como sabios de la historia
y nos nombran sin mirarnos y nos dejan solos.
Solos contra ellos, contra la voz que apaga la tormenta
y doblega los sentidos,
solos como secuaces que gastamos más de lo tenido
cuando vivimos con cien monedas prestadas por los vientos
y supimos ser libres, ilimitados...
No dejéis que os hipotequen el alma
es lo único nuestro que nos queda,
lo poco nuestro que nos queda.
Vended la vida, a pocos les interesa, regalad la vida. Es vuestra;
pero no os dejéis quitar el alma.
El alma es la argamasa que construye la morada con otras almas,
la urdimbre que hace el cesto donde llevar lo que es nuestro,
lo que sirve y no pueden ni quitar ni comprar,
porque es intangible; pero presente.
No os dejéis robar el alma.
Juntad vuestra alma con la mía, -tan pequeña-,
y volemos a la par de las gaviotas siendo la tormenta,
haciendo nuestro el rayo y la razón que truena
ante la codicia y la vehemencia de quien nos obliga;
pero, por favor, por la vida, por nosotros...
NO DEJÉIS QUE OS QUITEN VUESTRA ALMA
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