Desde el 1 DE SEPTIEMBRE DE 2012 hemos venido celebrando en numerosos pueblos y ciudades del planeta, las lecturas solidarias "ESCRITORES POR CIUDAD JUÁREZ".

Estas lecturas están convocadas en solidaridad con Ciudad Juárez, en representación de todo el pueblo de México y por extensión de cualquier otro rincón del planeta donde el miedo, consecuencia última de la violencia, es utilizado para imponer la voluntad y los intereses de los grupos de poder sobre los derechos y la dignidad de los pueblos y los ciudadanos.

En nombre del colectivo Escritores por Ciudad Juárez continuamos con esta llamada a la solidaridad y la movilización. Quienes lo deseen pueden remitirnos sus poemas o textos, alusivos al conflicto que padece Ciudad Juárez, que serán colgados en este blog y posteriormente utilizados en cuantos proyectos y publicaciones decidan los organizadores de las lecturas solidarias. Las colaboraciones serán colgadas como entradas, con el nombre del autor o autora, junto al nombre de la ciudad de donde nos escriben. Y cada nueva colaboración del mismo autor o autora será añadida a la primera de sus colaboraciones.

Dirección de contacto: poemasporciudadjuarez@hotmail.es

martes, 28 de agosto de 2012

ROXANA ROSADO, México D.F.

La arena y la eternidad

Nací en una familia como cualquiera,
Con padres amorosos, hermanos gritones, juegos y canciones.
Crecí como todos los niños,
Corriendo para llegar a la escuela, hacer tareas en la tarde, jugar y dormir.
Los años pasaron,
Cuando me dí cuenta, ya no era una niña,
Ya tenía senos, cabello largo y caderas redondas,
Pero aún usaba calcetas.
Los chicos me buscaban, yo les sonreía tímidamente y me reía bajando la cabeza,
Y entre la escuela, los deberes, y mi familia,
El tiempo pasó y me hice mujer.
Un muchacho me empezó a buscar, era simpático y me hacía reír
Iba por mí al trabajo, me visitaba en los cumpleaños, y los fines de semana.
Pensaba que todo iba bien
Pero un día salí tarde.El esperó y esperó, y se cansó. 
Cuando me bajé del camión, el ahí estaba,
En lugar de un beso, me dio una bofetada.
No me creyó ni una palabra. Sorprendida y adolorida, me dejó.
Por supuesto, no dije nada a mis padres,
Ellos no lo entenderían.
Y así seguimos viéndonos, había días tranquilos y otros no,
Pero yo sabía que la tormenta sería pasajera,
El me amaba, y yo a él.
Un día, al salir de la fábrica, no estaba.
Caminé en la obscuridad y tomé el camión.
Me bajaba unas cuadras antes de la casa y caminaba,
Y ahí lo vi, esperando mi llegada.
Me dio un ramo de rosas, subimos al auto y paseamos sin fin,
Me sentía tan contenta, tan querida, que no me dí cuenta.
Llegamos a un lugar lejos, y bajamos del coche para ver las estrellas,
Y de pronto, sin aviso, me reclamó,
Todo estaba en su mente, no había nada más, yo lo amaba y eso era todo,
Pero él no me creyó.
Y después de tanto amor, ya no hubo nada.
Nada comprendía, solo sentía el dolor.
Un dolor insoportable, terrible, lacerante.
Que pensé sería inacabable.
Y de pronto, la calma llegó.
Escuché que se alejaba, me dejaba solitaria, en medio de la nada.
La obscuridad envolvió mi cuerpo, y una lágrima rodó por mi mejilla.
Seguía  sin entenderlo, pero ya no había dolor. Sólo paz.
Pensé en mis padres, en mis hermanos, en mis amigos.
Lamenté no haberles contado mis penas. Ahora era muy tarde.
El silencio de la noche y la arena del desierto eran mi compañía.
Y lo serían esa noche, siempre, eternamente.

2 comentarios:

  1. Impactante. Una reflexión a combatir la violencia desde los inicios.
    Enviarte mis buenos deseos para el camino.

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  2. Muy buena reflexion, esperemos,alguna chica lo lea se de cuenta que nunca esta sola y si no tuviera familia a quien recurrir simpre habra una mano por ahi

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