EMILIO SOLA, Alcalá de Henares

PLAN RÓMULO CASTRO

Rómulo Castro, amigo y consejero de Juan Bravo,

era un economista heterodoxo, para los tiempos que corrían,
de la universidad de Medellín.
Desde el hondón de la gran crisis que provocó el surgimiento
de la Asamblea Mundial de Rectores y luego de la Gran Confederación,
Rómulo Castro ideó un ingenioso plan para blanquear todo el dinero negro
de su continente americano primero, y del planeta después,
con una sencilla fórmula matemática que repartía en tres grandes lotes
los capitales financieros que se blanqueaban.

Una parte para el que deseaba blanquear,

otra segunda parte para la institución financiera global que blanqueaba
y una tercera parte para la el Consejo Mundial de Rectores.

En maratonianas sesiones consiguieron que fueran aceptadas

las propuestas de Rómulo Castro,
y de esos viajes y reuniones permanentes, primero por América
y luego por todo el mundo, surgió la amistad entre el rector J.B.,
el rector japonés Hidehito y el colombiano-peruano Rómulo Castro,
ya a la sazón rector de Medellín.

Las instituciones financieras globales estaban encantadas,

pues en su poder quedaba todo el dinero negro blanqueado,
aunque las decisiones sobre su inversión se repartían
entre los blanqueadores, los blanqueados y el Consejo Mundial de Rectores,
de alguna manera diseñador y garante moral de la operación.

A partir de ese momento, Rómulo Castro,

el voluminoso indiazo colombiano-peruano,
se convirtió en el Mago de las Finanzas
que había de hacer posible la Gran Confederación.

“Las fórmulas matemáticas - decía Rómulo Castro - han de ser elegantes, simples,

pues su elegancia está en la sencillez. La complejidad es la madre de las aberraciones,
en cuanto se te va un poco de la olla la racionalidad. Y a nosotros los humanos
se nos suele ir mucho la olla…”

Una fórmula simple, piramidal y trinitaria. Con el número dos, nace la guerra,

que decía un poeta. +/- 1 +/- 1 +/- 1, casa de cristal, trinidad operativa,
tres pates pa’l tayuelu de mecer. Polisemia de la historia de amor a tres
y síntesis de la paz.

***
Rómulo Castro había llegado a rector de la Universidad de Medellín,
aunque siempre se le conoció por el rector de Medellín, a secas, precisamente
con un programa de financiación muy concreto, ante el caos generado
por la Gran Crisis; a la cual habría que comenzar a denominar Gran Guerra,
pues de guerra financiera se trataba, guerra total y global, sin piedad,
como todas las guerras. Y generadora ya de cifras de muertos difíciles de calcular
para los parámetros habituales utilizados para cálculos
de víctimas de guerras tradicionales.

El razonamiento básico de lo que luego se llamó “Plan Rómulo Castro”,

pensado en principio para su propia universidad y ciudad, era simple:

PLANTEAMIENTO 1

Las grandes corporaciones, sobre todo las financieras,
tenían programas de centripetación de recursos cada vez más refinados y eficaces,
que generaban cada vez más centros duros en la ciudad, a la vez que debilitaban
o desertizaban, o convertían en descampado, ese entorno
de los centros duros urbanos, centros duros cada vez más duros
y cada vez más impenetrables para los cada vez más debilitados entornos
del centro duro por demasiado centripetados los recursos de sus mantenedores…

PLANTEAMIENTO 2
La única solución para aligerar el atasco que esto generaba – esa
multiplicación preocupante de la escasez o pobreza – tenía que ser
la centrifugación de una parte importante de lo centripetado.
Eso era: el desatasco después de una indigestión, sin más.

PLANTEAMIENTO 3

Una parte importante de esa indigestión, de ese atasco, de ese endurecimiento
cada vez mayor de los centros duros de la ciudad, cada vez más tendentes
a centro duro único y cada vez más compacto, era lo que llamaban
el dinero negro, que era necesario blanquear,
pues ya se sabe que hay lo que hay. La realidad, tal cual sea: plenitud.
Hay que contar con ello. Vieja sabiduría de raigambre humanística,
maquiavélica y sabia.

Una vez expuesto esto, la propuesta de Rómulo Castro era simple:

1Hay que encontrar una fórmula satisfactoria de blanquear el dinero negro,

de ver lo que hay, pues es fundamental contar con lo que hay.

2Esa fórmula debe diseñarse desde la institución que dirijo, la universidad;

dos sesiones de congresos intensivos bastan para ello.

3Blanqueado, blanqueador y universidad serán los tres beneficiarios, directos,

de la operación. Hay que acordar que eso es lo justo, como punto de partida.
Intuición matemática.

***

Lo primero que hizo el rector de Medellín, Rómulo Castro,
nada más tomar posesión de su nuevo cargo, fue convocar
el primer congreso sobre fórmulas para blanquear el dinero negro a nivel global,
con un grupo específico paralelo aplicado a la situación
de su ciudad y municipio, Medellín, su entronque con la realidad.

Ahí nació su amistad con el rector Hidehito y el rector JB,

que desde el principio participaron con entusiasmo en la experiencia.
Y el Consejo Mundial de Rectores se configuró sin dificultad
con esa experiencia como punto de partida. Ellos iban a ser
los centrifugadores fundamentales en aquella magna operación de desatasco,
de aligeramiento, de redistribución, de toma de decisiones, en fin,
sobre la inversión de lo recuperado para la acción, la gran diarrea
de todo o casi todo lo centripetado, esa indigestión asoladora,
y una vez más la asociación clásica antigua, medieval y moderna, y actual,
la asociación de oro y mierda, parecía la más adecuada y exacta.

Esta es la glosa más breve que se me ocurre sobre el plan Rómulo Castro.