Desde el 1 DE SEPTIEMBRE DE 2012 hemos venido celebrando en numerosos pueblos y ciudades del planeta, las lecturas solidarias "ESCRITORES POR CIUDAD JUÁREZ".

Estas lecturas están convocadas en solidaridad con Ciudad Juárez, en representación de todo el pueblo de México y por extensión de cualquier otro rincón del planeta donde el miedo, consecuencia última de la violencia, es utilizado para imponer la voluntad y los intereses de los grupos de poder sobre los derechos y la dignidad de los pueblos y los ciudadanos.

En nombre del colectivo Escritores por Ciudad Juárez continuamos con esta llamada a la solidaridad y la movilización. Quienes lo deseen pueden remitirnos sus poemas o textos, alusivos al conflicto que padece Ciudad Juárez, que serán colgados en este blog y posteriormente utilizados en cuantos proyectos y publicaciones decidan los organizadores de las lecturas solidarias. Las colaboraciones serán colgadas como entradas, con el nombre del autor o autora, junto al nombre de la ciudad de donde nos escriben. Y cada nueva colaboración del mismo autor o autora será añadida a la primera de sus colaboraciones.

Dirección de contacto: poemasporciudadjuarez@hotmail.es

jueves, 2 de agosto de 2012

ARMANDO MORENO, Tijuana, Baja California


Una chispa de fe
-- Vuelta a la derecha aquí en la esquina, por favor. ¿Sí me deja ahí en la iglesia? -- le dije al taxista mientras preparaba el dinero exacto para pagarle. -- Muchas gracias, Dios lo bendiga.

Puse los pies en la banqueta y dejé al taxista acelerar hasta que la figura de su vehículo se perdiera y se difuminara entre los rayos de luz callejeros. La silueta del carro se terminó mezclando entre los haces de colores hasta desaparecer en el negro que los absorbía. Una vez que se largó, verifiqué que nadie más pudiera verme caminar hacia la puerta de la iglesia. Procuré mantenerme escondido entre las  nocturnas.

Revisé mi bolsillo en busca de un encendedor y una vez frente a la puerta del templo, inicié una llama y decidí propagarla en la madera. Y en toda la madera que pude hallar. Al cabo de unos minutos el fuego se había extendido, lanzando chispas hacia las bancas del interior. La invasión ardía mientras yo me iba alejando de esa paradoja. Mientras más tardaban en verme cerca del fuego, más difícil sería que me consideraran culpable. Paso a paso, y con el tiempo, la llama sagrada se veía igual que una estrella.

No es que tuviera miedo de ser atrapado. Sencillamente, no quería ser denunciado. Han de haber sido cerca de las dos de la madrugada cuando yo llegué a mi casa. Una vez que me levanté y me terminé de arreglar por la mañana, fui a ver cómo estaba la iglesia que había incendiado después de la puesta de Sol.

--- Estuvo gacho, ¿no? ¿Quién habrá sido? – me dijo una señora que iba caminando por la banqueta. Se detuvo luego a mirar e hizo su comentario.

--- Es un mensaje. La salvación también puede desaparecer con un fuego provocado – dije antes de seguir caminando. La señora sólo puso una mirada de aquellas que se hacen cuando uno está extrañado. Pareció no entender mi comentario.

Vine a la comandancia a denunciar el delito. Les dije que yo había sido el culpable y que entendía mis responsabilidades como ciudadano.  

--- Sigo sin entender por qué decidiste hacer eso. – preguntó uno de los policías. – por alguna razón no me parece muy creíble.

--- La salvación no está en un edificio. Si la colocan ahí, puede arder con facilidad, y ustedes perderán la fe. ¿Me dan un cigarrillo y el encendedor, por favor? La iglesia es una institución corrupta y sólo hice un acto simbólico de darle lo que merece de acuerdo a lo que ella misma establece. – contestó Diego al prender su encendedor, y apuntándolo a su propia camisa.

No hay comentarios:

Publicar un comentario