Esta
Beatriz Murrieta en su jardín hablándole a una planta, está
de rodillas, con el mandil, un sombrero y una pala. Escucha los
ladridos de un perro. Hay música del flaco de oro fondeando.
Beatriz:
(a
Cuca),
mira Cuca, ese perro tiene más vida que yo, que diera yo por andar
dando volteretas de un lado a otro, revolcándome en el jardín para
quitarme las pulgas ¿sabías que las arrugas son peores que las
pulgas? Por más que te las quieres quitar siempre te dejan una
marca. Pero tú me vas a ayudar con eso, verdad, Cuquita, con los
arreglos que te he hecho me vas a dar el jugo perfecto para aliviar
las arrugas (susurrando),
esta tierra te va a encantar, si lo logras, con mis cuidados nos
vamos a hacer ricas y entonces Panchito no dirá que tengo las
piernas pachichis ni el busto como mapa. Aunque él dice que me
quiere así eh, pero a mí no me engaña; la otra noche miré como
hizo cara de asco cuando me bajó los pantalones. El tiempo pasa,
Cuquita, y una ya no es la de antes, el sueño de ser como la María
Félix ya quedo muy atrás. ¿Te conté como la Félix se casó con
uno más joven que ella? Con decirte que iba cada cierto tiempo a ver
a su marido, viajaba hasta Francia porque él allá vivía, si mal no
recuerdo se veían dos o tres veces al año… Eso es lo que yo
quiero, ser como la Félix, claro que Panchito es mucho más joven
que el francés de la Félix, pero eso que importa, ¿verdad? Pero es
que las lamidas del perro ya no son suficientes, Cuquita, a veces ya
ni quiere lamerme, hasta al mendigo perro le dan asco las arrugas.
Pero me gustaría que Panchito viniera más seguido, ya sabes, el
cuerpo es cuerpo y a veces pide cosas. Pero todo es culpa del
trailero aquél que me enseñó los placeres de la carne, si no
hubiera sido por la abuela, me hubiera casado con él o de perdida
hubiera tenido a alguien que me viniera a visitar dos o tres veces al
año, quizá hasta me hubiera compuesto una canción como la de la
María Félix, Beatriz bonita, Beatriz del alma (cantando).
Ah, pero no, la abuela me decía que ese trailero no era bueno, que
siempre me iba a tener en la miseria, que ninguna muchacha decente
andaría con un trailero…!pero besaba tan bien el condenado! Y lo
mejor eran sus dedos… Ponte chula, Cuquita, contigo sí logro poner
el invernadero… Te vas a volver famosa, no habrá ninguna como tú,
serás única, como sueñan ser la mayoría de las mujeres, pero tú,
no sólo olerás bonito, sino que serás la más asediada, todos se
morirán por comprarte, y cuando sepan que tienes el nombre de mi
abuela, sabrán que las emociones están inmersas en cada uno de tus
pétalos.
El
perro sigue ladrando
Beatriz:
Pero qué tiene ese perro, por más que ladre no lo voy a dejar
pasar, ya ves lo que pasó la última vez, casi logra acabar con
todos los girasoles… o habrá llegado alguien? No, todavía es muy
temprano para que venga Panchito, a esta hora todavía está jugando
futbol con sus amigos, sabías que lo nombraron defensa de su equipo
en la prepa? Esta rechulo el condenadote, nadie se esperaba que
creciera tanto y la espalda se le ensanchara, me acuerdo cuando
andaba con los mocos embarrados y corriendo por la colonia, ya desde
chiquito se veía que iba a ser bueno con la pelota, pero no es lo
único que sabe hacer… mueve la lengua… imagínate que mi abuela
me oyera hablando de estas cosas, los deseos carnales no se hablan,
siempre me lo dijo (se
pega en la boca),
después de esto tendré que rezar tres padres nuestros. Te tienes
que poner linda Cuquita, le tenemos que comprar un uniforme nuevo a
Pancho, ya sabes cómo se pone cuando no tengo dinero, si no lo
quisiera tanto… él también me quiere verdad, Cuquita, ¿verdad
que Panchito quiere a esta vieja arrugada? ¿Verdad que el perro no
tiene más vida que yo? Si mi abuela viviera estaría orgullosa de
mí, sabría que he seguido su recetario botánico al pie de la
letra, si viviera, me vería con mi vestido blanco, como el que use
en mi primera comunión, parecía princesa, mi crinolina era la más
grande, y mi corona rodeaba las trenzas, sí yo era muy guapa, una
vez casi me escogen para ser reina de las rosas de la primavera allá
en los Mochis.
Pero los pies se cansan, Cuquita, no se cansa la mente, pero sí los
pasos. Días
El
cielo truena
Beatriz:
Ay Cuquita, ya va a comenzar el chubasco otra vez, se calentará la
tierra y los calores entrarán por la nariz, pero ahora sí estamos
preparadas, no va a ser como la otra vez que casi te me mueres.
Discúlpame, pero es que Panchito estaba en medio de mi pecho, qué
podía hacer; voy por los plásticos, también voy a cubrir a las
demás, serán tus compañeras, está bien que estés acompañada, no
es bueno estar sola, no, no es bueno. Mucho menos guardar secretos
(se
levanta, se sacude).
Una a veces puede volverse loca.
El
perro ladra, el chubasco comienza, Beatriz, sale.
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