porque así también las palabras son cárceles
y cada sentido es en sí una cárcel, y un yugo, y una llaga,
porque describirse es limitarse de los adjetivos antónimos, y sinónimos.
Pero, ¡ay de esa libertad tan asequible!
no se puede, ni siquiera, pensar dentro de esa libertad
es como una mariposa fuera de todo oxígeno;
no se puede ser mariposa sin pensar en el oxígeno,
no se puede ser mariposa sin estar esclava al viento y al calor.
Porque toda libertad lleva consigo algo de pena,
excepto esa libertad, ¡ay de esa libertad tan venenosa!
que es tan amplia y que es tan fácil disolverse sobre ella
con la idea de al mezclarse volverse parte de un todo,
mas sólo la muerte cumple tan hermoso ensueño.
Así es, esa libertad es como la muerte, pero la muerte sin vida.
Y sin embargo la muerte, que es la muerte, no es nada sin la vida.
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