Desde el 1 DE SEPTIEMBRE DE 2012 hemos venido celebrando en numerosos pueblos y ciudades del planeta, las lecturas solidarias "ESCRITORES POR CIUDAD JUÁREZ".

Estas lecturas están convocadas en solidaridad con Ciudad Juárez, en representación de todo el pueblo de México y por extensión de cualquier otro rincón del planeta donde el miedo, consecuencia última de la violencia, es utilizado para imponer la voluntad y los intereses de los grupos de poder sobre los derechos y la dignidad de los pueblos y los ciudadanos.

En nombre del colectivo Escritores por Ciudad Juárez continuamos con esta llamada a la solidaridad y la movilización. Quienes lo deseen pueden remitirnos sus poemas o textos, alusivos al conflicto que padece Ciudad Juárez, que serán colgados en este blog y posteriormente utilizados en cuantos proyectos y publicaciones decidan los organizadores de las lecturas solidarias. Las colaboraciones serán colgadas como entradas, con el nombre del autor o autora, junto al nombre de la ciudad de donde nos escriben. Y cada nueva colaboración del mismo autor o autora será añadida a la primera de sus colaboraciones.

Dirección de contacto: poemasporciudadjuarez@hotmail.es

martes, 16 de septiembre de 2014

RUBÉN LEMUS, Ecatepec, Estado de México

Preguntas necias 


Ahora que todo es silencio en torno mío,
que lo sucedido parece sacado de un sueño resistiéndose a olvidarse;
ahora que ya nadie habla de mí ni de las otras,
que este silencio alrededor fue provocado por quienes callaron a los que nos
quieren y extrañan;
ahora que lo ocurrido dejó de decirse en la tele,
por dejar de ser morbosamente rentable;
ahora que el olvido empolva y pudre la madera de esas cruces rosas,
que pusieron, según, para recordarnos;
ahora que cada vez menos gente se acuerda de lo que nos pasó,
parece que vuelvo a ser una niña,
cuando sólo preguntas salían de mi boca.
¿Por qué me tocó ser pobre,
si teniendo dinero nada me habría pasado?
¿Por qué no pude trabajar en otro lado,
donde no me agotara tanto por tan poco?
¿Por qué tuve que joder mis ilusiones
en una jodida maquiladora,
a cambio de un jodido salario,
sometiendo mi trabajo a los números
de una jodida tarjeta de asistencia?
¿Por qué salí a trabajar ese día,
pudiendo reportarme enferma?
¿Por qué se fijaron en mí esa noche?
¿Por qué, en lugar de sentir un tierno beso,
tuve que aguantar ese maldito tufo a whisky?
¿Por qué, en vez de recibir una caricia,
soporté esos manoseos enfermos en mi cuerpo?
Todo lo hice como me dijeron.
Todo lo recibí sin gritar ni protestar.
Yo me partí la madre trabajando
por un sueldo miserable;
ellos, por dejarme hacer de todo,
me partieron en no sé cuántos trozos.
Sólo fui una mujer jugando el juego,
un número más, trabajando en un taller.
¿Por qué, Dios mío?
¿Qué necesitaba para no morir?
Ahora que el rompecabezas de mi cadáver
se ha hecho polvo,
sólo cabe preguntarme
¿Por qué me pregunto tanto,
si ya no hay quien pregunte?

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