Como pañuelos usados
tras sonarse la violencia
y eyaculado el infierno,
el beso de la muerte torna
el color juventud en ceniciento.
Pájaros que huyeron de la jaula del hambre
encandilados por inciertos espejismos,
no contaron con la sinrazón
de cazadores furtivos.
Arrancaron los ojos a la justicia,
taponaron sus oídos,
la oscuridad y el silencio
son los únicos testigos.
Ni una muerta más, Susana,
y acabaron contigo
mas no podrán con todas
acabaremos con el machismo.
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