Este ataúd está vivo.
De su madera mana sangre.
En su vacía oquedad, la espera
La espera por un llanto seco.
Por los labios salados de una sirena que perdió el camino de vuelta.
Por la noche, tres ventanas abiertas te buscan y alumbran con velas,
Un camino que no se recorre, una vuelta que no llega.
Una vuelta con más de mil nombres
Con nombres de sirena: María, Marta, Ana, Lucía
Hermana, madre, hija, nieta
Este ataúd está vivo, clama por tu vida y tu muerte.
Clama por vergüenza.
Vergüenza vacía, seca y desesperanzada
Sin esperanza de dejar de ser vergüenza
Hace años que espera.
Este ataúd vivo de pena, vivo de angustia, de rabia sincera.
Te llama, amor mío, te brinda descanso, hermosa sirena.
No dará justicia, ni templanza
Pero al menos, sabremos donde llorar los huesos que amamos
Este ataúd no debería estar vivo ni vacio, ni tú perdida ahí fuera.
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