Desde el 1 DE SEPTIEMBRE DE 2012 hemos venido celebrando en numerosos pueblos y ciudades del planeta, las lecturas solidarias "ESCRITORES POR CIUDAD JUÁREZ".

Estas lecturas están convocadas en solidaridad con Ciudad Juárez, en representación de todo el pueblo de México y por extensión de cualquier otro rincón del planeta donde el miedo, consecuencia última de la violencia, es utilizado para imponer la voluntad y los intereses de los grupos de poder sobre los derechos y la dignidad de los pueblos y los ciudadanos.

En nombre del colectivo Escritores por Ciudad Juárez continuamos con esta llamada a la solidaridad y la movilización. Quienes lo deseen pueden remitirnos sus poemas o textos, alusivos al conflicto que padece Ciudad Juárez, que serán colgados en este blog y posteriormente utilizados en cuantos proyectos y publicaciones decidan los organizadores de las lecturas solidarias. Las colaboraciones serán colgadas como entradas, con el nombre del autor o autora, junto al nombre de la ciudad de donde nos escriben. Y cada nueva colaboración del mismo autor o autora será añadida a la primera de sus colaboraciones.

Dirección de contacto: poemasporciudadjuarez@hotmail.es

domingo, 12 de agosto de 2012

DANIEL ZAZO, Avila, Castilla-León

(Tríptico de la carne y el ánima o Marlene enamorada)

I. Aproximación a Marlene

Marlene, impone aranceles a los confines.
La palma de sus manos nada sabe de surcos ni de estrías.
Todo en ellas es paramera o estepa.
En la frontera de su cuerpo
hay una delgada línea que delimita la corteza de su carne.
Aún así, parece impermeable.
Una mezcla de pizarra y esquisto
por donde discurre, impoluta,
la ternura del lobo, la cólera de la mantis.
Sus ojos de obsidiana
ennegrecen candelas con sólo mirarlas
y en sus ladinos rasgos
descansa el felino principio del acecho y batida.
En sus labios reposan las debilidades del ser humano,
sus flaquezas y miserias, las más bajas pasiones,
la sabiduría de la libélula peregrina,
y por las orillas de su vientre transitan, lascivas,
colonias de corales, bandadas de pájaros.
Atesora algo de primitivo y nómada.
de arcano mineral o de raíz remota.
Cuentan que descubrió el fuego
a lo que ella, vulnerable,
siempre reacciona con súbitas lágrimas,
y la invade una desolación estéril,
el remoto olor de la tierra mojada.

II. El deseo y su secuela.

Al caer la tarde,
Marlene busca, desesperada, el pétalo impúber,
el preludio de la resina en los labios.
la reconciliación con un cuerpo foráneo.
Y precisa, girasol insumiso, el haz de luna,
el inminente festín de esquejes y rizomas,
el salitrecustodiando su sexo,
el súbito bautismo de gramíneas en la espalda.
Y todo equívoco termina en presagio,
y toda convicción en duda,
en pródigo deseo concupiscente.
A posteriori, el revoleteo de la gaviota en las entrañas,
la condena al fuego eterno,
el lirio marchito en sus riberas.

III. El amor y la muerte.

Al final, Marlene,
y entre sus piernas, el amor,
el prólogo de luciérnagas en su estambre,
la caricia diligente,
la eucaristía de besos
sin rastro de panes y peces,
todo polen, todo zumo.
Y tras esa entrega íntima,
nada de retórica;
el acero frío del cuchillo,
las acequias de su alma,
y en su tránsito,
derramada, la sangre.

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