Desde el 1 DE SEPTIEMBRE DE 2012 hemos venido celebrando en numerosos pueblos y ciudades del planeta, las lecturas solidarias "ESCRITORES POR CIUDAD JUÁREZ".

Estas lecturas están convocadas en solidaridad con Ciudad Juárez, en representación de todo el pueblo de México y por extensión de cualquier otro rincón del planeta donde el miedo, consecuencia última de la violencia, es utilizado para imponer la voluntad y los intereses de los grupos de poder sobre los derechos y la dignidad de los pueblos y los ciudadanos.

En nombre del colectivo Escritores por Ciudad Juárez continuamos con esta llamada a la solidaridad y la movilización. Quienes lo deseen pueden remitirnos sus poemas o textos, alusivos al conflicto que padece Ciudad Juárez, que serán colgados en este blog y posteriormente utilizados en cuantos proyectos y publicaciones decidan los organizadores de las lecturas solidarias. Las colaboraciones serán colgadas como entradas, con el nombre del autor o autora, junto al nombre de la ciudad de donde nos escriben. Y cada nueva colaboración del mismo autor o autora será añadida a la primera de sus colaboraciones.

Dirección de contacto: poemasporciudadjuarez@hotmail.es

sábado, 25 de agosto de 2012

HORACIO VALENCIA, Hermosillo, Sonora

Deuda

Un hombre corpulento baja de su automóvil,
deja asomar su pecho velludo y hosco.
Ha interceptado a otro, el conductor es un chico
que tiembla al mirar la camisa abierta, y luego,
de inmediato, mira un arma en el puño cerrado.


Con la otra mano lo sujeta por el cuello,
el muchacho se defiende como una cría de golondrina.
Con un fuerte impulso lo saca por la ventanilla
y el cuerpo joven conoce su destino de asfalto.
El sonido chic chic hace que la piel del muchacho
sea un alfiletero de nieve. Ruega en el nombre de Dios,
pero el verdugo lo coloca en cuclillas.
El cañón estalla en el cráneo terso
como una sandía y un petardo.


En medio de la calle, el ojo derecho del muerto lanza
(el otro es una plasta blanquecina),
una largueza que abraza el fin del mundo.


El hombre se acomoda el sombrero,
sube a su camioneta y se aleja, tranquilo.



Lo que dice la noche

Lo que dice la noche de la anomalía.


Lo que nombran los ecos del auto que traslada cuerpos,
esperanzas y deseos de cama. Pensamientos y visiones del tedio.


Lo que arrastra el viento como un mecanismo
que muerde papeles, objetos y minucias de calle,
que no miran más los transeúntes o los gatos.


Lo que narran los vocablos de los perros
que se escuchan en casas distantes
como una permanencia sucia y triste.


Lo que hace que el farol cierre la luz
y abra el miedo y recomience su fiesta de agonía.


Lo que significa la humedad
en el asfalto después de una lluvia
que ha dejado gestos de charcos e intentos de alivio.


Lo que puede decir un lote de manchas,
un edificio de clausuras. Una funeraria a ciertas horas,
donde los muertos duermen una imagen no querida.


Lo que abandona una mujer de luces secretas
cuando arroja los dados del hambre, y un hombre observa,
cómo las sombras persiguen sus deseos de asombro.
Venimos de la nada y vamos hacia ella.


Y el recuerdo de lo que hemos sido.
Y el recuerdo de lo que no hemos sido.


He ahí el hubiera que es el tigre de los impotentes
y de los condenados.


Sería mejor recordar la vida tal como lo han contado
en la belleza de los rótulos virtuales,
pero la tristeza tiene una cabida incuestionable
para quien cree vivir dignamente.

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I

¿Qué habita más allá de las puertas de luz, que lanzan mis ojos fuera
de este mundo, hacia ese horizonte donde no existe el sino de los hombres?


II

Trampa del frío y el disparo.


Los otros son los leones que nosotros somos.


Nadie se ha de salvar de la negligencia, del proceder de zarpa,
de la conducta de réptil en el túnel de la presa.


¡Bienvenidos seamos a la ínsula de la tortura y de la tranza!


¡Viva el paraíso de los niños quemados!


III

Extremadamente lejos,
a una distancia que no puedo comprender,
a una distancia vacía, allá,
suceden estallidos de soles:
las estrellas explotan con energías terribles.


Pero un perro negro acecha la calle,
y también explota en la noche terrestre.


Bajo mi incapacidad,
el perro es una estrella que vaga con luz propia.


IV

¡Qué maravilla! El espíritu es una isla sin curso.


Las vidas de los hombres son inciertas:
presas como moscas en telares dulces.


Nace una lámpara cada segundo, y a cada instante
el veneno de la araña devora la luz de las semillas.


¿Quién es capaz de instaurar la poesía?

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