Desde el 1 DE SEPTIEMBRE DE 2012 hemos venido celebrando en numerosos pueblos y ciudades del planeta, las lecturas solidarias "ESCRITORES POR CIUDAD JUÁREZ".

Estas lecturas están convocadas en solidaridad con Ciudad Juárez, en representación de todo el pueblo de México y por extensión de cualquier otro rincón del planeta donde el miedo, consecuencia última de la violencia, es utilizado para imponer la voluntad y los intereses de los grupos de poder sobre los derechos y la dignidad de los pueblos y los ciudadanos.

En nombre del colectivo Escritores por Ciudad Juárez continuamos con esta llamada a la solidaridad y la movilización. Quienes lo deseen pueden remitirnos sus poemas o textos, alusivos al conflicto que padece Ciudad Juárez, que serán colgados en este blog y posteriormente utilizados en cuantos proyectos y publicaciones decidan los organizadores de las lecturas solidarias. Las colaboraciones serán colgadas como entradas, con el nombre del autor o autora, junto al nombre de la ciudad de donde nos escriben. Y cada nueva colaboración del mismo autor o autora será añadida a la primera de sus colaboraciones.

Dirección de contacto: poemasporciudadjuarez@hotmail.es

miércoles, 22 de agosto de 2012

MANUELAS BODAS PUENTE, Veguenilla de Órbigo, Castilla-León

TENGO QUE HABLAR CONMIGO
 
Tengo que hablar conmigo
y obligarme a leer el miedo de tus pupilas.
Un día de estos, tengo que hablar conmigo,
para sofocar el juego de muerte,
que quema tantos cuerpos inocentes,
en la hoguera del ángel caído.
Cualquier día de estos, me sentaré ante mí,
para intentar explicarme las ruinas
de tantas Evas; invenidas, vencidas, vacías, invividas,
cubiertas de los huesos de la locura.
Sin falta, tengo que hablar conmigo ¡Ya!
Sentarme ante el espejo de las otras,
que también son yo.
Y, curarme las heridas infringidas,
en la piel de esta llamada… existencia.
Uno de estos días,
voy a rasgarme el cráneo,
para encontrarme con el miedo,
para sangrar por las costuras de esta tierra
de barro, llamada cuerpo,
donde anidan los huevos secos de un aliento que expiró.
Un día de estos,
voy a sembrar cuchillos en mis sueños,
para despedazar a los gusanos,
que posaron su pezuñas en tu ubre de diosa.
Aún sin conocerte, sin haber tragado tus golpes,
soy tú, voy en tu misma cáscara de existencia.
Por eso, y porque el sabor de hiel,
me revuelve la maternidad asesinada,
voy a trenzar un rosario de costillas rotas,
perdidas, hechas trizas, roídas,
defecadas por los demonios del fracaso,
para colgarlo en el presente, en el pasado,
y en el tiempo que está por llegar.
Es posible que mañana, pasado,
o cualquiera de estos días que tú ya no tienes,
me decida de una vez a gritar con tu voz,
las palabras que se te quedaron trabadas
en los párpados de las bestias que tejieron tu sudario.
En mi seno de diosa de barro,
se deshacen los pétalos violetas
de la sangre que corre ya muerta
hacia el precipicio de la inexistencia.
Mi seno, abatido por las espinas que rasgaron el tuyo,
pide paz, descanso, abrazo con la calma.
No más lirios negros en la charca de la mentira.
Ruego a todas las manos que se froten con arena
de la duna de la vida. No más metales afilados
apuntando al horizonte azul de la verdad.
Sin embargo, hay que abrir los labios sellados por la culpa,
entrar en las gargantas asesinas, y limpiar con arena
de la duna de la vida, los orificios cerrados a la esperanza.
Tengo que hablar conmigo de ti, de ellas,
de todas las que he sido en cada una de vosotras,
de las que ya fuisteis de mí, sin ni siquiera conocer
vuestros nombres, vuestras manos, vuestros ojos.
Hoy seré vuestras bocas, vuestras voces, vuestra sangre,
encerrada para siempre en el cuévano del inicio.
Vuestra sangre, convertida en cáliz donde beber veneno.
Hoy seré vuestras bocas, vuestras voces, vuestra sangre.
Vuestra sangre, que ha emborrachado al viento.
Que ha llegado al desierto, que ha teñido al sol
de sal, de miedo, de duda, de silencio. ¡No al silencio!
Brindemos todos aquí y ahora por vuestra sangre.
¡Que nadie olvide nunca esta masacre! 

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