Desde el 1 DE SEPTIEMBRE DE 2012 hemos venido celebrando en numerosos pueblos y ciudades del planeta, las lecturas solidarias "ESCRITORES POR CIUDAD JUÁREZ".

Estas lecturas están convocadas en solidaridad con Ciudad Juárez, en representación de todo el pueblo de México y por extensión de cualquier otro rincón del planeta donde el miedo, consecuencia última de la violencia, es utilizado para imponer la voluntad y los intereses de los grupos de poder sobre los derechos y la dignidad de los pueblos y los ciudadanos.

En nombre del colectivo Escritores por Ciudad Juárez continuamos con esta llamada a la solidaridad y la movilización. Quienes lo deseen pueden remitirnos sus poemas o textos, alusivos al conflicto que padece Ciudad Juárez, que serán colgados en este blog y posteriormente utilizados en cuantos proyectos y publicaciones decidan los organizadores de las lecturas solidarias. Las colaboraciones serán colgadas como entradas, con el nombre del autor o autora, junto al nombre de la ciudad de donde nos escriben. Y cada nueva colaboración del mismo autor o autora será añadida a la primera de sus colaboraciones.

Dirección de contacto: poemasporciudadjuarez@hotmail.es

martes, 14 de agosto de 2012

CLARA OLIVAS ROBLES, Tijuana, Baja California

Vuela papalote, vuela,
tú que puedes volar.

Mi Carmina se murió, pero más que muerta, la mataron. Fueron unos hombres que se ríen en fiestas de gala, y que de carro en carro hasta el dinero regalan. Ellos fueron los culpables, ellos que no hacen nada por la gente a la que tanto, pero tanto le prometen. A mí me dejaron sola, con la duda y el dolor desgarrándome la nuca y la espalda. Ni un nombre me pueden decir, ya no sé Dios mío, a quién con este odio maldecir. Ella era sólo una niña comenzando a ser mujer. Pobre Venus en lo alto, que ve de una en una sus muñecas destruir. Aquí ella era mi universo, mi Venus, aquí era ella quien volaba hasta sin alas. Lo único que ella pedía era un papalote que la ilusión no le apagara. Ya no tenía los cinco, lo sé, pero, en su corazón de a cada rato niñas le brotaban. Ella buscaba con sus ojos mariposa, tantas alas en el cielo aunque sea dibujadas. Quería volar para arriba, no para abajo, no para la tumba donde ahora está silenciada, tan callada me la tienen del alma, tan marchita de sus brazos, tan triste de su voz. ¡Fueron ellos, yo lo sé! A mí no me engañan, que una madre es sangre y llama cuando a un ángel que apenas comienza a florecer le arrebatan de las entrañas. Mi paloma, mi rosa fresca tan sólo trabajaba para darme de comer. Y, un día, sin más, en las calles donde de chamaca se reía a carcajadas, me la quitaron de su inocencia, me la escondieron de su ser. Ahora ya no podrá volar su cuerpo, ahora ya no podrá vivir mi alma. Aquí ya ni la tierra me sostiene, ni a su país, que ni es de tan ella, ni tan ella de él.

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