Desde el 1 DE SEPTIEMBRE DE 2012 hemos venido celebrando en numerosos pueblos y ciudades del planeta, las lecturas solidarias "ESCRITORES POR CIUDAD JUÁREZ".

Estas lecturas están convocadas en solidaridad con Ciudad Juárez, en representación de todo el pueblo de México y por extensión de cualquier otro rincón del planeta donde el miedo, consecuencia última de la violencia, es utilizado para imponer la voluntad y los intereses de los grupos de poder sobre los derechos y la dignidad de los pueblos y los ciudadanos.

En nombre del colectivo Escritores por Ciudad Juárez continuamos con esta llamada a la solidaridad y la movilización. Quienes lo deseen pueden remitirnos sus poemas o textos, alusivos al conflicto que padece Ciudad Juárez, que serán colgados en este blog y posteriormente utilizados en cuantos proyectos y publicaciones decidan los organizadores de las lecturas solidarias. Las colaboraciones serán colgadas como entradas, con el nombre del autor o autora, junto al nombre de la ciudad de donde nos escriben. Y cada nueva colaboración del mismo autor o autora será añadida a la primera de sus colaboraciones.

Dirección de contacto: poemasporciudadjuarez@hotmail.es

jueves, 27 de septiembre de 2012

JOSÉ A. BELTRÁN, República Dominicana


Maldición

Cuelga al dintel el Ki-lin degollado,
dibuja su cuerno sobre el suelo
caminos embrollados, azarosos,
con mensajes dados antes a un profeta.

¿Dónde catoblepas? ¿Dónde basilisco?
¿Dónde la Gorgona? ¿Dónde la vansee?
¿Dónde esa mirada? ¿Dónde la saeta?

Aire que avanza, gira, ondula,
aire que vadea distancias por medio,
dimensiones antiguas, presagiosas,
entra arrogante, acusador, inmenso.

El espejo devuelve las luces
que tintan el vientre muerto del mito,
que hiere el espacio, las pupilas,
que confirman la leyenda maldita.

Sigue, sigue, avanza aire, aire.
Soy un pasado atento a ti,
la huella de una línea cuajada
en la piel del cielo, en chispas de tierra.
Soy una línea cuajada, que descubre
los secretos de la vida del ámbar…
La sentencia de la cárcel de insectos.

Se vuelven a mí los ojos del ki-lin.
No sé que dicen rojas las pupilas,
su luz corta del espejo el vientre.

Vientre que chilla el reflejo del miedo,
que ondula las permutaciones del sueño,
que vomita mi rostro, mi pasado,
mis obras y unos ritos que sí existen.

El compás de unos cascos en el suelo,
la melancolía de una kena,
la menor, una luna y esos ojos,
resquebrajan conos, iris y bastones
me devuelven al fantasma de un efrit,
el que arañó, llagó la piel del tiempo.

Ahora la brisa, filamento del azul
cristaliza en capullo su vaivén,
elipsis, caracolas, elipsoides,
líneas, prismas y una aurora.
Balancean el ki-lin de aquel lado,
arropan aquí el puñal que cercenó,
allá el cristal resuena la kena,
aquí, la revelación golpea el frío.
Allá un mito que se transforma,
aquí, ámbar naciendo de otra historia.

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