él disfruta de
todos las sorpresas que un restaurant con juegos ofrece
yo sin el cuido de
quien vive en ciudad de Cantera y Plata
sorbo el café con
el recuerdo de los años tranquilos que en desbandada
huyeron hace poco
tiempo de nuestras calles antaño placenteras
una taza de café
mientras el desayuno se pierde entre bocanadas
uno de los últimos
días tranquilos que se fueron entre el humo del fusil
las calles de paseo
dominical con el tráfico recostado en los garajes
el restaurant con
poca afluencia y una mañana con el gran sol como trofeo
de vez en vez
regresa a la mesa cuando el bocado y yo
al unísono lo
requerimos para terminar e ir a casa
el sudor recorriendo
las mejillas y los ojos tan cristalinos que
retratan la
felicidad del juego entre un sorbo de leche y una mordida de pastel
ya terminaste de
jugar o quieres estar otro ratito la pregunta
en sus labios juega
la respuesta otro ratito abuelo
los pensamientos
giran en la rueda de la fortuna
vivir en la ciudad
más segura de la República Mexicana
o buscar otra ciudad
con mayores oportunidades
ya vámonos abuelo
ensimismado en el
domingo veraniego y el goce del nieto
equivoco el camino
dando un ruedo más amplio
al entrar en la boca
del túnel que conduce al boulevard
una estampida de
autos en reversa me reclama
de igual forma salgo
de la boca que engulle la tranquilidad de automovilistas
tomo el camino
contrario y me encuentro con otros
brincan el camellón
central como toros en estampida
a cincuenta metros
la camioneta blanca se tiende sobre el camellón
con las puertas
abiertas asfixiada por los disparos de apenas unos minutos
la felicidad del
niño continúa marcando la cara
ajeno a la suerte y
con el corazón borbotante de alegría
no se entera del
percance del que escapamos por mi desorientación
pronto crecerá
me digo
pronto
crecerá
la esperanza
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