"Hay
huesos que buscan su memoria
hay
huesos que no resisten el olvido"
"no
les importa a nadie, no mas que a sus familias"
"ciudad
Juárez que invento el cóctel margarita"
Desaparecidas
En
un poste, en el aeropuerto, en los centros comerciales,
en
el mural de la policía, en el terminal de buses,
se
fijaba un folio con el retrato de una mujer desaparecida.
Miedo,
ilusión, esperanza. Agolpamiento de sentimientos.
El
desierto desde arriba. Una carretera en medio de la nada.
Conduce
a un rancho rodeado de arboles.
Volantes
en los hospitales, volantes que vuelan a suerte de botella
en
el mar, en el desierto, en la carretera, en la maquila.
Seguimos
las pistas en calles con nombres de metales.
Antimonio
y oro. Uranio y plata.
“Lechada”
es igual a cal viva y otros ácidos
que
se comen los tejidos sin dejar rastro.
Llevaba
playeras, un pantalón azul,
y
un gancho que le cogía el pelo,
al
vuelo de planes y silencios.
Hay
que esperar 72 horas para darla por desaparecida.
Ya
volverá. Lo último que vieron
fueron
sus marcas de zapatos, y las ruedas de un camión.
“La
muerte surge como incidencia vehicular”,
surge
como si las mujeres en ciudad Juárez
buscaron
hombres que no desaparecen.
Me
llamo Amanda, mi hija ha desparecido.
Aquí
traigo su foto del último cumpleaños,
ve
el pastel, tiene el numero 13 a ella le ha dado suerte.
Su
padre se fue y su hermano, al otro lado
entre
coyotes y polleros.
¿Por
qué nadie ve nada?
Es
como si ellas pisaron un hueco,
se
las tragara la dimensión desconocida,
en
las madrugadas de asfalto y arena.
Desaparecer,
suspensión del tiempo,
pensamientos
de fe que chocan con la violencia,
rezar
para que los cadáveres que se amontan en
las
cámaras frigoríficas no tengan
la
sonrisa que guardamos
cuando
se fue esta madrugada al trabajo.
Solo
nos dan cifras.
Aquí
nos quedamos,
no
nos vamos, esperamos
al
mago azul, al drácula de las vírgenes.
Que
desaparezca nuestra sangre y nuestra leche.
No
pariremos mas, nos casaremos con nuestras
mujeres.
Porque
el amor y la ley del hombre
nos
han dejado solas.
“Parásitos,
depredadores humanos, el parásito no se detiene, no deja de comer o
de beber. Se expande, se fuga y crece, invade y ocupa. Propicia el
ruido y el estrépito, la furia el tumulto y lo incomprensible. La
asimetría y la violencia, el asesinato y las matanzas”
1
Es
fácil hablar de la muerte
entre
cafés, risas. En bares
que
pululan. Tapas, futbolines
dardos,
maquinas de cigarrillo amarillos.
2
Viendo
la línea del Paso y Texas.
En la
mirada de Franklin y Cuahtemoc.
Correr
el visor de la wikepedia,
visitando
colonias, lomas, algodonales, desiertos,
Clubes,
maquiladoras. Ver gringos que vienen
con la
sombra de penitentes y cabezas de turco.
3
El
canto de sonora, de Juárez,
donde
la foto de la polaroid deja ver casas, distancias
y en
los ojos el color del desierto.
Morenas
de pelo largo,
llenas
de hadas y duendes.
De
ángeles que las abandonaron.
4
Es
fácil desde esta comodidad,
querer
quererlas sin hacerles daño,
buscamos
la malinche, que alumbre
turbios
fondeaderos. Tirar los puentes
para
extender la mirada en el templo
del sol
cultivando vírgenes.
5
América
de cobre y estaño.
trópico
soltando el olor de la guayaba.
Mujeres
buscando un espacio,
para
aguantar la vida.
no
están con nosotros,
han
emigrado con su piel de ébano
pariendo
en pateras, llenándose de
arenas
y de universos umbilicales.
6
Magdalenas,
Evas, las mejores.
El
hombre las durmió y les quito la corona.
Ellas
tejían y pescaban,
ellos
guerreros buscaban el otro lado de la luna.
7
Mujer
de mirada de líneas y cuadros.
Casas
de campo, lencerías acariciando el hielo.
Bodegas
y naves que reclutan y adoptan chinas.
Ong’s
subiendo banderas sobre helicópteros y barcos.
8
Estigmatizar,
no tienen nada, han quemado sus yemas
para
que no se arruguen,
para
que no quede el último sueño.
Y no
tengo la foto de carné en la maquila.
9
Grupos,
marchas, fiscalia especial.
El
político de turno dice que se han perdido los valores,
no
rezamos a la virgen de Guadalupe.
Todo
esta resuelto.
El
egipcio y los rebeldes están en el tambo.
Las que
aparecen es la luna llena
que
desata las pasiones.
“La
noche se coagulaba en el desierto”
La
sangre peino la cabellera,
que
caía encima del cóccix desgarrado.
"Tengo
una certeza: Contra la nada, perdurara el destino. O la memoria. Al
fin y al cabo, la vida de cada quien es un desafió misterioso en
aquellos que nos sobrevivirá." Sergio González Rodríguez
J.
Abelardo Carmona
Huesos y datos
Vivo
en calles con nombres de poetas
como
si el canto de la vida buscara
mis
manos, mi pensar, frente al camino
de
la luz, oscurecida en los pasajes
en
que el hombre tira la red
para
atrapar esa luz de la esperanza.
Calle Martin
Garrido, Altolaguirre, Miguel Machado.
En
que recorro sus calles empedradas entre casas viejas
bares
cerrados y basura que el viento mete
en
puertas selladas.
En
que la iglesia de ladrillos y piedra
suelta
el sonar de la campana,
en
el cotorrear de las palomas,
en
el vuelo de las golondrinas,
en
un cielo que despide el verano.
En
la mierda que cae sobre la gárgola
que
mira las calles solas y dejadas.
Siento
el bullicio del colegio infantil
en
el camino.
Niños
y niñas tras una pelota,
La
risas engrandecidas del pilla pilla.
Con
sus batas blancas al fresco viento.
Mañana
todo será mejor.
Pienso
en las mujeres de barrotes
y
mirada cuadriculada.
En
el clítoris floreciendo pétalos de sangre.
En
la mirada rasgada acumulando el
resplandor
de amores venideros.
África
ofreciendo mujeres de caminar largo
en
que la luna baña curvas de plata
en
el sonido de tambores bata
buscando
sus raíces entre los árboles.
Mujeres
de Latinoamérica
soñando
con hombres blancos y barbados
bajando
de las tres carabelas
y
el canto de la cigarra.
Soltar
amarras porque nada salió.
Mujeres
escandinavas,
De
miradas azules divisando
un
paisaje frio de cipreses.
La
belleza de la mujer del Líbano,
en
telas vaporosas dando su amor a quemarropa.
Mujeres
porosas, mujeres frágiles.
Rasgando
la piel del que las asesina.
Su
himen quedo intacto.
“osario
infame que fosforece bajo la complacencia…”
Teorías
de asesino en serie,
hipótesis
de cifras y estadísticas,
nombres
y calculo de huesos.
Interpretaciones
que no ayudan
a
transformar de que los huesos
encuentren
sus articulaciones,
que
encaje los movimientos,
que
encaje la mirada.
Juárez
no cree en la justicia
Porque
nunca la ha tenido.
Noviembre
de mis muertos,
canto
de trompetas soltando los sellos,
apocalipsis
alumbrando los caminos
para
ver a los asesinos con sus bolsas
de
dinero y guadañas.
La
TLC comprando y saqueando a Latinoamérica,
creando
miedo, hambre y esclavas.
He
ahí el “secreto del mundo”, del que hablara Bolaño.
“2666”,
son muchos años.
Tal
vez ahora recibiremos noticias buenas.
Las
mujeres en ciudad Juárez son sencillamente felices.
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