Desde el 1 DE SEPTIEMBRE DE 2012 hemos venido celebrando en numerosos pueblos y ciudades del planeta, las lecturas solidarias "ESCRITORES POR CIUDAD JUÁREZ".

Estas lecturas están convocadas en solidaridad con Ciudad Juárez, en representación de todo el pueblo de México y por extensión de cualquier otro rincón del planeta donde el miedo, consecuencia última de la violencia, es utilizado para imponer la voluntad y los intereses de los grupos de poder sobre los derechos y la dignidad de los pueblos y los ciudadanos.

En nombre del colectivo Escritores por Ciudad Juárez continuamos con esta llamada a la solidaridad y la movilización. Quienes lo deseen pueden remitirnos sus poemas o textos, alusivos al conflicto que padece Ciudad Juárez, que serán colgados en este blog y posteriormente utilizados en cuantos proyectos y publicaciones decidan los organizadores de las lecturas solidarias. Las colaboraciones serán colgadas como entradas, con el nombre del autor o autora, junto al nombre de la ciudad de donde nos escriben. Y cada nueva colaboración del mismo autor o autora será añadida a la primera de sus colaboraciones.

Dirección de contacto: poemasporciudadjuarez@hotmail.es

domingo, 7 de octubre de 2012

DAVID TORREJON, Alpedrete, Madrid


LA CACERÍA

Cuando una vida no tiene valor, ninguna vida tiene valor.

Los ha podido esquivar durante sus pocos meses de vida. A su madre ya la mataron. Pero, en el fondo, tuvo suerte porque por aquel entonces ella ya podía buscarse la vida por sí misma, igual que sus hermanos. A algunos de ellos también los mataron, otros se fueron o desaparecieron. Ella no ha podido irse muy lejos. Tiene una herida mal curada que le impide correr y sobrevive desplazándose de noche y con sigilo hasta lugares donde casi siempre encuentra algo de comer.

Pero, esa mañana, una máquina irrumpe para retirar los tubos donde se ha estado guareciendo durante el día desde hace un tiempo. Consigue saltar antes de ser aplastada, pero queda por un momento desprotegida bajo el sol blanco que hiere sus pupilas. Mientras puede hacerse con esa explosión de claridad inesperada, es su oído el que le avisa del peligro.

.- ¡Mirad allí! ¡Vamos!

Los chicos se reúnen y salen a la carrera. Ya saben cuál es la táctica, rodear a su objetivo, y la ejecutan a la perfección. Ella los ve venir y no encuentra la forma de escapar. Desesperada, empieza a gritar. Es un grito desgarrador que parecer enardecer aún más a sus perseguidores. Intenta huir pasando por el hueco entre dos de ellos que le parece más amplio, pero su herida le impide correr lo suficiente. Un palo le golpea la espalda y, aún con todo, consigue alejarse renqueante. Pero los asesinos no se rinden. Es su diversión de esa mañana sin colegio, sin padres, sin nadie que no vea en eso que hacen una diversión de chiquillos. No van dejar que termine tan pronto.
Finalmente, la acorralan en un alpendre medio derruido. Está en un sitio de difícil acceso y ya saben que no conviene arriesgar la mano. Al cabecilla se le ocurre una idea brillantel. Mientras unos cuantos impiden su salida, otros pocos dejan caer sobre su frágil escondite una piedra de buen tamaño. El efecto les satisface mucho más de lo que esperaban y lo celebran con gritos de júbilo. Todo se derrumba con estruendo alrededor de ella entre una nube de polvo.
.- ¡Qué grande! Ha sido nuestra mejor caza.
.- Ya, pero ha muerto muy rápido.
.- ¿Y el espectáculo, qué?
.- Grandioso. Vamos a ver qué ha quedado del bicho.

Los chavales se aprestan a quitar los trozos de techumbre y piedra. Lo que se encuentran al terminar no es una pequeña gata callejera aplastada. Es algo que no se esperan.

.- ¡No puede ser! ¡Es mi hermana!
.- No. ¡Es la mía! ¡Hermanita! ¿Qué le hemos hecho?
.- ¡Cállense! ¿No ven que es mi mamá?






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