Cada vez que escuchaba la palabra Juárez, se me escapaba una sonrisa recordando a una persona que conocí en mi infancia; el cabo Juárez, policía municipal de Ceuta.
Este señor era todo simpatía, amabilidad y cariño; en fin, una buena persona.
Actualmente, cuando escucho la palabra Juárez (ciudad Juárez, México) ya no sonrío... es más, todo lo contrario, siento dolor y tristeza por saber que una población sufre amenazas, ejecuciones, extorsiones, asesinatos... por culpa de unos indeseables fuera de toda ley y con total impunidad.
Hace falta que los gobernantes se tomen más interés en esta tragedia que es visible y conocida por todos, y que de ese interés surjan soluciones inminentes.
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