Desde el 1 DE SEPTIEMBRE DE 2012 hemos venido celebrando en numerosos pueblos y ciudades del planeta, las lecturas solidarias "ESCRITORES POR CIUDAD JUÁREZ".

Estas lecturas están convocadas en solidaridad con Ciudad Juárez, en representación de todo el pueblo de México y por extensión de cualquier otro rincón del planeta donde el miedo, consecuencia última de la violencia, es utilizado para imponer la voluntad y los intereses de los grupos de poder sobre los derechos y la dignidad de los pueblos y los ciudadanos.

En nombre del colectivo Escritores por Ciudad Juárez continuamos con esta llamada a la solidaridad y la movilización. Quienes lo deseen pueden remitirnos sus poemas o textos, alusivos al conflicto que padece Ciudad Juárez, que serán colgados en este blog y posteriormente utilizados en cuantos proyectos y publicaciones decidan los organizadores de las lecturas solidarias. Las colaboraciones serán colgadas como entradas, con el nombre del autor o autora, junto al nombre de la ciudad de donde nos escriben. Y cada nueva colaboración del mismo autor o autora será añadida a la primera de sus colaboraciones.

Dirección de contacto: poemasporciudadjuarez@hotmail.es

jueves, 26 de septiembre de 2013

LUIS REYNALDO PÉREZ, Santo Domingo, República Dominicana

La dulce herida de estar vivos


Éste es el día en que llega
la ácida primavera,
en que es dulce la herida
de estar vivos.
Blanca Varela.
Luz cuchillo
las heridas llegan
camufladas en papel celofán
o en el tibio recorrer de la lluvia

la vida es un temblor de sales
que habita en la orilla del sueño
una mentira que palpita en los poros
la dulce herida de estar vivos
contemplarnos en los espejos de viento
manojo de penas que tambalean en el aire
derrame de savia inerte
torrente oscuro prendido en nosotros
crece
como un bostezo que hace crujir el viento
nos zambullimos en el como en un pozo frío
nos ahogamos con sus tentáculos metidos en la boca
con sus manos lapidarias adheridas al cuello
con sus dedos de estupro que pinchan los ojos
con su golpe de años que muele los huesos
con la última herida que nos quiebra el ánimo
y caemos
poco a poco
en un vacío
que nos tritura
en una molienda de sueños y saliva caliente
tragados por la inmensidad astral del tiempo
nos volvemos burbujas tocadas por las espinas
del sol
explosión serena que mancha el día
polvo que horada las sienes
pisadas que aplastan el vórtice del olvido
nos deshacemos heridos de amanecer
con las astillas de cielo metidas en las pupilas
respiramos la soledad que delira la ciudad
que se ahonda en el pregón de los árboles quietos
o en la oquedad de la noche bifurcada sobre nosotros


nadie camina esta calle
solo un farol tembloroso parece vivir
y un puñado de estrellas pintadas en el aire
cantan un réquiem por los días muertos

luz que salta muros
luz que rompe fuente
desperdigada entre las piernas de los edificios
que se yerguen como fantasmas sembrados en los adoquines

sortilegio de melancolías que avanza entre nosotros
como perchas alumbradas de espanto nos engancha
y nos sube su quejido de ruinas intensas
por el paisaje crepuscular de nuestros cuerpos
enraizándose
cardumen de gritos que nos hiere
dulce herida
y la sangre que se seca en las puntas de la aguda existencia
arsenal que nos rompe el pecho
heridas como monstruos que espantan los ápices de vida
heridas levantadas en armas que avanzan salvajes
heridas como puertas que encierran latidos antiguos
somos un hato de sobrevivientes que gastan
miradas de nicotinas plagiándose asombrados
entre el rumor de los cuchillos y el sabor a sangre que brota del asfalto
viéndonos
mientras tragamos el miedo
que amorata los pliegues fermentados de pistilos lúgubres
hilvanando en la piel una andanada de luces que la marcan
que reavivan
la dulce herida de estar vivos.



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