Porque
todas las víctimas son la misma víctima, estén donde estén.
¿Y
ELLAS?
A
Marisa González.
Fotógrafa
A
Ángeles García.
Periodista
Son
más de ciento cincuenta mil…
Son
mujeres filipinas
Y
trabajan veinticuatro horas (cada veinticuatro)
Seis
días de seis
Y
al séptimo descansan… (doce horas de veinticuatro:
aproximadamente…)
Es
en Hong Kong
Sí
Son
ciento cincuenta mil mujeres filipinas que trabajan
Veinticuatro
horas al día durante seis días a la semana
Y
que descansan doce horas aproximadamente el séptimo día…
Es
en Hong Kong y toman su centro financiero
Doce
horas –aproximadamente– cada domingo del año…
Ciento
cincuenta mil mujeres filipinas que toman
El
centro financiero de Hong Kong
Durante
doce horas –aproximadamente– cada domingo
Del
año…
Y
llevan años haciéndolo…
Todo
sucede a la sombra del emblemático rascacielos de Norman Foster…
Y
bailan
Y
charlan
Y
lloran
Y
sacan sus pequeñas esteras para jugar al bingo
Y
se encierran en sus diminutas casitas de cartón
Y
vuelven a llorar
Y
se recogen con su dolor y con su soledad
Durante
horas (o durante minutos…)
Y
luego lían y apilan sus paquetes…
Y
los acarrean
(…
entre todas también: los paquetes…)
Y
los envían religiosamente a sus familias…
(…
cada una su paquete…)
Son
ciento cincuenta mil mujeres filipinas las que toman
El
centro financiero
De
Hong Kong
Doce
horas –aproximadamente– cada domingo
Sucede
a la sombra del emblemático rascacielos de Norman Foster
Y
trabajan veinticuatro horas de cada veinticuatro durante seis días a
la semana…
Y
se miran y lloran y vuelven a mirarse
Hasta
que se reconocen y recuerdan que fueron otra cosa…
Y
entonces juegan al bingo
Charlan
y ríen (ríen a veces: o muchas veces tal vez…) Y se aíslan
Solas
En
grupos
Minutos
Horas
En
sus pequeñas casitas de cartón
Y
terminan liando y apilando
Y
acarreando
Los
consabidos enormes paquetes que todos los pobres del mundo
Embalan
y lían y apilan sin descanso para sus familias…
Son
las ocho de la tarde y se despiden puntualmente…
Deshacen
sus casitas de cartón
Se
miran y graban sus rostros de cuando eran otra cosa…
… hasta
el domingo que viene al amanecer…
Se
enjugan las lágrimas y guardan las fichas y las cartulinas…
Y
callan
Y
se dan la vuelta y se dispersan…
Y
desaparecen… (y a la mañana siguiente en el centro financiero
de
Hong Kong
a
la sombra del emblemático rascacielos
de
Norman Foster
no
quedará rastro alguno de su paso
en
medio del bullicio y del trasiego de dólares
de
yuanes y de libras esterlinas…)
¿Se
acuerdan ellas del amor?
…
Y
los trabajadores que se suicidan –de una sola vez: en las factorías
de
Apple
o Dell
o Hewlett-Packard–
para
garantizarse la indemnización
Que
salve la vida a sus familias…
O
las mujeres que son violadas en Huelva mientras recogen fresas…
O
los esclavos sin geografía precisa…
¿Qué
piensan ellos del amor?
Sus
amos
Sus
verdugos
O
los aseados ejecutivos del centro financiero de Hong Kong
Que
cada lunes toman
El
territorio de las lágrimas y del dolor…
¿Conocen
ellos el amor? O recuerdan acaso ellos también la palabra…
Estupendo ensayo poemático también, Matías, muy evocador. Salud, Emilio.
ResponderEliminarGracias, Emilio. Salud y un fuerte abrazo. Matías
Eliminar