El
diario de Sarhí
Querido
diario:
Esta
mañana como siempre, me costó trabajo levantarme temprano, mi mamá
desde la cocina me habló un par de veces, yo todavía dormida eché
la cobija a un lado, me senté en la orilla de la cama, comencé a
buscar mis pantuflas y me levanté, empecé a caminar arrastrando los
pies y me metí a bañar.
Cuando
salí de bañarme, mi mamá andaba corriendo, me dijo que rápido me
preparara porque ella estaba arreglando la mochila de mi hermano y yo
como ya estoy en la secundaria me encargo sola de mis cosas. Salimos
de la casa, yo todavía con el cabello mojado, con algo de frío,
porque en las mañanas el clima está fresco. Íbamos casi corriendo
para alcanzar la ruta que pasa por enfrente de mi escuela, llego
hasta ahí, mi mamá me despide y sigue el viaje con mi hermano, él
va a la primaria, cuando lo deja en su escuela ella se va al trabajo.
Llegué
al salón y me encontré con mis amigas, también le eché una mirada
al niño que me gusta, pero como es tan tonto no se ha dado cuenta de
mis sentimientos. A la hora del recreo jugué un rato básquet bol,
pero también me desayuné un sándwich que compré; estaba tan
tranquila con mis amigas, hasta que unos estruendos retumbaron en
nuestros oídos, toda la escuela comenzó a gritar, corrimos hacia
nuestros salones, tratamos de refugiarnos en algún lugar que
pareciera seguro, los ruidos se oían cada vez más fuertes y
constantes como si rodearan a la escuela, nosotros seguimos corriendo
y gritando, algunos de los compañeros lloraban asustados, entre
tanto empujón llegamos al salón. En la calle había mucho ruido,
por todos lados sonaban sirenas de policía. Estuvimos en el salón
hasta que todo llegó a la calma. A la hora de la salida, mi madrina
fue por mí, me llevó a la casa, ella estaba toda temblorosa por lo
que se había enterado en las noticias, cuando me vio, me abrazó y
se echó a llorar, también ya llevaba a mi hermano. Nos llevó a la
casa y ahí nos dejó, esperamos hasta que mamá llegó del trabajo.
Comimos cerca de las 7 de la noche, cuando terminamos ayudé a mamá
a lavar los platos y me puse a hacer mi tarea, mientras la hacía me
puse a ver las noticias. Lo que hubo cerca de la escuela, fue la
detención de un hombre que se dedicaba al narcotráfico, al parecer
muy poderoso, ya decía yo que porque tanto escándalo, porque si se
tratara de un tiroteo nada más, pues no era para tanto, esos son tan
normales, como cuando matan a algún “cholo” del barrio, sólo se
escuchan unos cuantos disparos y de rato llega la policía y ¡zas!
se acabó, a continuar transitando por esas calles. Ahora he
terminado mis actividades, debo dormir para mañana despertar con
energías, irme a la escuela otra vez y tratar de sobrevivir un día
más en esta ciudad fronteriza, donde todo pasa, de todo nos
enteramos pero poco se hace para resolver la situación, yo me estoy
tratando de acostumbrar, no digo que soy muy valiente y no me da
miedo, claro que me da, pero debemos seguir viviendo aquí, es
nuestra ciudad… estoy agarrando el sueño y comienzo a imaginar mi
Ciudad Juárez tranquila, sin tantos disparos, con niños corriendo y
gritando de alegría, no de temor, los parques llenos de gente, los
papás sin preocuparse porque sus hijos anden solos por las calles,
sigo soñando … sigo soñando, caigo en el sueño profundo en el
que mi Ciudad Juárez, ha llegado a la paz, viviendo seguros, donde
todos nos damos la mano y caminamos … “Clic clic” ¡Chin, otra
vez sonó mi alarma! Y está por amanecer de nuevo en mi Ciudad
Juárez, una vez más el ajetreo, las prisas, los miedos ¿hasta
cuándo y dónde nos quitaremos ese miedo?
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