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lunes, 27 de agosto de 2012

JULIÁN BORAO, Bilbao, País Vasco

CUESTIÓN DE PERSPECTIVAS

Esta tarde he sentido bascular
mi gravedad vital.
Esta tarde he creído
que me había perdido en malas calles,
que invadía mi espacio la insolencia
pletórica de gestos y palabras,
-sus señales, sus signos-,
y que su realidad no era la mía.
(Yo era el espectador inesperado
que buscaba otros símbolos inciertos).

Paralelos a mí, los he ignorado.
Hace tiempo que sé que hay dimensiones
donde el desprecio es cómplice
de cada movimiento,
fronteras inexactas
donde el aire es testigo de sus límites
e incluso que hay lugares
donde el día y la noche
se enfrentan a la vida
y la muerte no espera a decidir.

Pero aquello que existe, de una u otra manera,
aquí mismo o allá,
incumbe a este universo
y su dolor es nuestro
desde una perspectiva diagonal
que acaba confluyendo en sus trazados.
Nadie nos pertenece,
sus tiempos, sus espacios,
son áreas inducidas a vivir
que no pueden romperse porque sí,
tan solo entrecruzarse o ignorarse.

Ojalá nos crezcamos ante la crueldad
del corazón ajeno
que nos rompe las líneas de nuestra libertad,
que nos muerde la vida sin pedirnos permiso
y abramos las fronteras a otros gestos,
a otro comprometerse con el resto,
a otras señales
que nos lleven a amar y a ser amados
en estos territorios desolados.

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