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lunes, 27 de agosto de 2012

DORADO ETIEM, Bilbao, País Vasco

CAÍAN LÁGRIMAS EN LA CIUDAD

Deambulaba por las calles violentas
entre fuego, miedo, rostros que
un día fueron sonrisas.
Iba su imagen por Juárez
con las manos extendidas
buscando porqués
hallando respuestas.

No pudo contar los seres, que
dejaban la vida.
Caían lágrimas en la ciudad
como diluvios de verano:
Los metales sonaban hondos
las murallas sociales se fundían,
rencor y tristeza se analizaban.

Nadie hablaba en esa urbe,
el pánico desafiaba a la gente
hasta meterla en casa.

Reconoció vivir en la “masacre”,
y pensó:
El pánico indiscriminado
jamás podrá con la sonrisa,
el dolor y el terror
jamás podrán con la paz,
¡la muerte y la violencia
jamás deberían callar al hombre!

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