PENUMBRA DE LA PALOMA
Tengo la inmensa sed
de un deshielo de nácar,
la fecunda intimidad del
desvalido
cuando viaja por la música
y no sabe sentir su melodía,
errático por los territorios
que acobardan las fieras.
Tienes la inmensa brevedad
de los ojos de la serpiente,
la rara cualidad de las
alimañas
cuando atrapan con sus garras
la carne
apegada a sus víctimas.Lasensata
pluralidad de la inocentelluvia
que baña los sembrados y no
evita
mojar al desauciado.Muchas
veces
tienes el dolor acariciador
de los buitres
cuando sobrevuelan la caroña,
el desafío de los tigres que
se saben
dominadores de la
jungla.Tienes
el triste final de una voz
derrocada
al elevar su tono sin
cautela,
y entonces,cuando ha sidosuficiente,
te caes en los derrumbes de
la noche,
atesoras las cumbres del
delirio,
vas por los sueños siendosueño y cesas
en las alturas de la
dominación del águila.
Tengo la plural inocencia del
trueno
cuando en su voz se escucha
la palabra
caída de la nube.El árbol
que ha partido una chispadesnuda
cuando parecía que el sol se
desbravaba.
Tengo la serena caricia del
misterio
cuando la tempestad se
detiene indeleble
y moja las palabras con un
sorbo de fuego.
La penumbra me acerca con sus
labios
un enigma de luz que intimida
mis pasos.
He cesado en las dulces
páginas del silencio
callado como un signo
prematuro en la muerte.
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