Justicia
La presa está inundada de ángeles pequeños
que con sus labios grises
musitan los nombres de las bestias.
Las estatuas también saben llorar la indiferencia
de Arcángeles hirsutos,
absortos en el rechinar de sus incendios.
La vida como primera desgarradura
Danza de sombras perpendiculares,
las demasiadas lágrimas
hacen que el día nazca temblando.
Las menos cicatrices callan sus dolores ciegos.
Hasta que la vida sea un grito y el silencio una grieta en la raíz.
¡Destruir las ciudades cuando sean cárceles de concreto!
¡Apedrear a los pájaros que envidian las huellas que otros han marcado!
Monstruo bicéfalo de belleza inerme, es tan cierto el amor como la muerte.